Las , que atienden el problema de la violencia ácida en México y en Colombia hicieron un frente común para erradicarla, así como promover y atender a mujeres que han sido atacadas con sustancias químicas.

Natalia Ponce de León, colombiana, fue atacada con ácido el 27 de marzo de 2014 cuando se le arrojó un litro de la sustancia, el mismo año en que Carmen Sánchez sufrió la agresión en México. La diferencia en los casos es que en el país sudamericano el responsable fue detenido a los 10 días y se dictó sentencia a los dos años, mientras que Carmen luchó durante nueve años para obtener una condena histórica en México y América Latina de 46 años, el pasado 11 de mayo.

Ambos casos fueron sentenciados como tentativa de feminicidio. Desde hace nueve años Carmen y Natalia establecieron comunicación para darse apoyo mutuamente. Sánchez subrayó que “cuando se cometen este tipo de delitos no sólo se afecta a las víctimas, en este caso como a nosotras, sino también a nuestra familia y círculos cercanos se ha podido constatar por las investigaciones que ha llevado la fundación en los últimos dos años”.

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La alianza que ahora forman busca conjuntar esfuerzos desde sus respectivos países y así visibilizar los ataques con ácido de los que han sido víctimas las mujeres en la agenda pública, trabajar con instituciones para atender, prevenir y sancionar dicha violencia y hacer valer los derechos de las mujeres. “Necesitamos que el gobierno trabaje de la mano con nosotras”, recalcó Carmen Sánchez.

De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud a las que ha tenido acceso la Fundación Carmen Sánchez, hay más de cien mujeres víctimas de ataques químicos cada año en México.

En el anuncio de la alianza estuvo presente también María López, primer registro oficial de violencia ácida en 1988, hace más de 30 años. Las acompañó Martha Ávila, sobreviviente de un ataque con ácido en 2017.

Por su lado, la Fundación Natalia Ponce de León ha apoyado a 95 mujeres víctimas de dicho delito en Colombia y su dirigente expresó que con la alianza se trabajará de manera constante en la prevención; “somos activistas de una causa grande”, subrayó.

Un punto crucial para Natalia es empoderar a las mujeres víctimas de ataque con ácido; que tomen las riendas de su vida y le den seguimiento jurídico. Reiteró que a “la primera señal de violencia que reconozcan, párenla y no callen”. Ponce de León y Carmen Sánchez continúan ahora, desde una trinchera compartida, el activismo en prevención, apoyo, asesoría y esfuerzos para colocar la violencia ácida en la agenda pública de sus países.

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