México pugna por una transformación en el interior del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), con el objetivo de que éste sea más abierto, evitar los privilegios y sobre todo limitar el derecho de veto.
El embajador del país ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Juan Ramón de la Fuente, expuso en una de las reuniones intergubernamentales para reformar el CSNU, que desde la perspectiva mexicana este órgano debe orientar sus reformas a robustecerse.
“Nuestra postura no tiene que ver con el mantenimiento del status quo; al contrario, radica en evitar que se acentúen los privilegios para unos cuantos”, expresó.
Actualmente se llevan a cabo negociaciones intergubernamentales que buscan reformar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el cual es encargado de mantener la paz y seguridad internacional.
Sus resoluciones, a diferencia de la Asamblea General de la ONU, sí son vinculantes.
México es candidato para ocupar un asiento como miembro no permanente en el CSNU y ha expresado que buscará una reforma integral, que incluya tanto un incremento de miembros no permanentes, con mayor participación regional, así como una mejora en los métodos de trabajo, sobre todo en lo referente al derecho de veto.
El Consejo de Seguridad está conformado por 15 naciones: cinco ocupan un lugar permanente con derecho a veto —Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China— y 10 naciones tienen un asiento no permanente. Se eligen de cinco en cinco cada año y por un periodos de 24 meses.
México, junto con Francia, promueve que los cinco miembros permanentes del órgano voluntariamente restrinjan el derecho de veto en decisiones que puedan implicar atrocidades en masa.
Se trata, expuso el embajador De la Fuente, de un instrumento para afianzar la vocación pacifista y humanitaria de las Naciones Unidas. Hasta ahora ya son 105 países los que se han sumado a la iniciativa franco-mexicana.
México, junto a Italia, Argentina, Canadá, Colombia, Corea del Sur, Costa Rica, España, Indonesia, Malta, Pakistán, San Marino y Turquía, fue uno de los fundadores del Movimiento Unidos por el Consenso (MUC), en la década de 1990 para contrarrestar al llamado grupo de los cuatro G4 —Alemania, Brasil, India y Japón—, el cual busca un asiento permanente para cada uno en el Consejo de Seguridad.
El MUC, en cambio, promueve una fórmula más incluyente, constructiva, difundió la representación de México en la ONU, para aumentar el número de miembros no permanentes en el Consejo de Seguridad y hacerlo más transparente, representativo, democrático, eficiente y que rinda cuentas oportunas a la Asamblea General.
“Fincada en estas convergencias, con espíritu de compromiso, y sin afán de buscar privilegios sólo para unos cuantos, es como México forma parte activa de este grupo que busca atender los intereses de todos”, indicó De la Fuente.
La posición mexicana está basada en los principios constitucionales de igualdad jurídica de los Estados, respeto a la autodeterminación, la búsqueda de soluciones pacíficas a los conflictos y el respeto a los derechos humanos.