México es el hermano mayor en América Latina, ha sido un hermano para Cuba por muchos años y hoy juega un papel importante para que Estados Unidos termine con el “bloqueo” económico contra la isla y la serie de sanciones que han roto, incluso, con la integración familiar, asegura Carlos Lazo.
El activista cubano-americano ha dedicado los últimos años a recorrer Estados Unidos y el mundo para promover el fin del “bloqueo” económico que desde hace 63 años priva sobre la mayor de las Antillas por parte del gobierno estadounidense.
Su historia, como él mismo la describe a EL UNIVERSAL, es como la de cualquier cubano: tuvo un primer intento de salir de su país en 1988, pero terminó preso por tratar de hacerlo de manera ilegal.
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El segundo intento fue en 1991, cuando se montó en una balsa y llegó hasta territorio estadounidense, donde se asentó y adoptó la ciudadanía.
“Cuando llegué a Miami lo primero que me chocó fue el odio, es decir, mi papá era comunista, yo no era revolucionario, pero era mi familia y decía: ‘coño, no puedo negar de mi padre’, que era el que me iba a ver cuando estaba en la cárcel y nunca me dijo que yo tenía que ser revolucionario o comunista. Empecé a cambiar la manera de ver las cosas”, comenta.
Primero vivió en Miami, Florida y luego se fue a Seattle, Washington, donde se enlistó en la Guardia Nacional.
Ocurrió el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York en 2001, y para 2002, Lazo terminó en las filas militares que fueron a luchar a Irak.
Creador del proyecto Fábrica de Sueños y de la caravana Puentes de Amor, estando en la zona de guerra en Irak, decidió buscar que —como él los describe— su madre Cuba y su padre Estados Unidos no estuvieran en confrontación.
Sin embargo, la cosa no ha sido fácil, pues en lo que va del siglo XXI, los gobiernos estadounidenses han impuesto una serie de medidas nuevas para “bloquear” a Cuba, no sólo en la parte económica.
Por ejemplo, cuando regresó de Irak, no pudo viajar a Cuba por las disposiciones que en ese momento impuso el presidente George W. Bush. En consecuencia, testificó ante el Senado de Estados Unidos para pedir el levantamiento de sanciones a la isla.
“Yo creo que ahí empezó mi activismo”, reconoce.
La principal bandera de Carlos Lazo es la de hacer campaña para lograr que se acabe el “bloqueo” de Estados Unidos contra Cuba, el cual, menciona, no solamente ha impedido el desarrollo de su país, sino que ha generado gran desintegración familiar.
Lazo considera “cínico e hipócrita” lo que Estados Unidos llega a hacer e incluso a decir acerca de Cuba. Reprocha que el presidente Joe Biden haya prometido acabar con las imposiciones de Donald Trump, pero que al momento no haya cumplido.
“Desde que tomó la presidencia [Joe Biden], nada ha caído. Ya sea por cobardía política, ya sea por oportunismo, ya sea por mala orientación, ha sido víctima de las fuerzas más retrógradas de la comunidad cubana que no quieren un cambio de política”, exclama.
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La desintegración familiar, subraya, es algo que ha arraigado el “bloqueo”, porque la gente busca salir de un país pobre y en donde los jóvenes saben que quedarse es no alcanzar el máximo potencial humano, con todo y que tengan posibilidad de estudiar.
“El problema es que el país está bloqueado. Yo digo que el bloqueo no es entre gobiernos, es un bloqueo y sanciones que castigan a las familias cubanas”, resalta.
Con ello, Carlos Lazo arrancó las caravanas. Primero recorrió 5 mil kilómetros en bicicleta desde Seattle hasta Washington D.C, con el objetivo de que la población estadounidense conozca sobre el “bloqueo” a Cuba.
Después de esa, realizó una caminata de 2 mil kilómetros desde Miami hasta Washington D.C.
“En este momento hay más apoyo solidario del pueblo norteamericano, eso hemos logrado. Esto es una guerra económica de 63 años contra el pueblo cubano. Es una guerra que ha costado vidas, desarrollo, que ha costado salud, recursos y de eso no se habla. La prensa en Estados Unidos no habla de eso”, manifiesta.
Para este hombre que llegó de visita a México para encabezar una de sus caravanas que exigen el cese del “bloqueo”, su cometido ha rendido frutos porque hoy en Estados Unidos, en Miami, se habla de ese embargo económico y más allá de las fronteras de ese país de América del Norte.
Lo que piden: que se reabra la embajada de Estados Unidos en Cuba, que se restaure el programa de reunificación familiar, que se restablezcan los vuelos a las provincias cubanas, que se puedan enviar remesas a la isla, que los estadounidenses puedan viajar libremente a aquella nación y que se establezcan lazos de cooperación entre los pueblos.
Por ello es que mira a México como una pieza importante en todo este esfuerzo.