Bruselas.— La crisis que ha provocado en el campo mexicano el desplazamiento de la heroína por el fentanilo en Estados Unidos, constituye una oportunidad para que el gobierno de México recupere el control de zonas rurales en manos del crimen organizado.

Esa es la conclusión a la que llegan, en una investigación publicada por la London School of Economics, los expertos Romain Le Cour Grandmaison, de la Universidad Paris-1 Panthéon Sorbonne, Nathaniel Morris, del London Global University, y Benjamin Smith, de la Universidad de Warwick.

“Si bien las previsiones son sombrías, la crisis actual del opio también puede ofrecer una oportunidad sin precedentes para alejar a las regiones rurales más pobres de México de su dependencia de los cultivos ilegales y arrebatarle el control de estas áreas a las organizaciones de tráfico de drogas”.

De acuerdo con el estudio, las zonas más rezagadas de Sinaloa, Nayarit y Guerrero están padeciendo por el cambio en las pautas de consumo de drogas ilícitas en Estados Unidos, particularmente por el creciente uso de fentanilo, un opiáceo sintético entre 30 y 50 veces más fuerte que la heroína.

El consumo de fentanilo ha escalado a tal nivel, que este analgésico ya está presente en 60% de las muertes por opiáceos en Estados Unidos.

El aumento de esta droga, principalmente de fabricación china, ha provocado una caída de la demanda de la heroína mexicana, y por tanto del precio de la goma de opio, pasando de 20 mil pesos el kilo en 2017 a unos 7 mil pesos en la actualidad.

Esto ha provocado una baja en la inyección de recursos en las regiones de los estados productores de opio. Caracterizadas por un alto nivel de marginación, las zonas ahora reciben 370 millones de dólares anuales, en lugar de mil millones.

El estudio sostiene que la solución es binaria: tiene que ver con políticas de sustitución de cultivos y la adopción de un marco regulatorio para la producción legal de goma de opio.

“La capacidad de producción de opio en México excede en gran medida la demanda del país de uso médico legítimo, lo que sugiere que la legalización del opio para uso médico en México no proporcionaría una demanda adecuada para compensar las pérdidas económicas que registrarían los productores actuales”.

México requiere de unas 20 toneladas de morfina para brindar alivio a sus enfermos con dolores crónicos. Para la producción de esta droga se requerirían unas 20 toneladas de goma de opio, equivalente a 21% de la producción ilícita anual.

De ahí que también resulte imperativa la adaptación de políticas de sustitución de cultivos para compensar a los campesinos.

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