La situación de seguridad en Afganistán es frágil y preocupa el incremento de la actividad terrorista en el país asiático, sobre todo de grupos como Al Qaeda y el Estado Islámico, expresó el embajador de México ante las Naciones Unidas, Juan Ramón de la Fuente.
“Condenamos los ataques deliberados contra la población civil, mujeres, niñas, estudiantes, trabajadores humanitarios, del sector salud o de medios de comunicación”, indicó el exrector de la UNAM.
Al participar ayer en la sesión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que trató el tema del conflicto en Afganistán, el embajador mexicano alertó que no se debe permitir perder lo que se ha ganado en el combate al terrorismo, el cual ha tenido enormes costos humanos y económicos.
“Es necesario crear las condiciones para mejorar la situación humanitaria. Cerca de la mitad de la población afgana requiere de ayuda humanitaria y ésta puede aumentar a pasos acelerados en el futuro cercano”, declaró.
De la Fuente hizo un reconocimiento al compromiso de los trabajadores humanitarios, quienes, dijo, pese a las interferencias y agresiones que padecen, en las operaciones humanitarias deben poder actuar de manera independiente, imparcial, eficiente y oportuna.
Para ello, agregó, el papel de la Misión de Naciones Unidas para Asistencia en Afganistán (UNAMA, por sus siglas en inglés), es esencial.
Para México, subrayó, es necesario que las partes retomen el diálogo sin demora, toda vez que las negociaciones de paz fueron un parteaguas y un logro importante en el proceso de la reconciliación.
“La reactivación de las negociaciones depende, en cierta forma, de una acción coordinada y efectiva de la comunidad internacional. Mi país externa su apoyo a las iniciativas que a nivel bilateral, regional y multilateral han propiciado que el proceso de paz avance”, expresó.
Llamó a que en los procesos de negociación se involucre a las mujeres, que sean escuchadas y participen en todos los procesos de toma de decisiones.
El futuro de Afganistán, apuntó el embajador mexicano en su participación, debe ser democrático, incluyente y pacífico, y para ello es fundamental preservar los avances de los últimos 20 años, en particular, lo relativo a los derechos económicos y sociales de mujeres, jóvenes y minorías.
El representante de México ante la ONU subrayó que en los siguientes meses será crucial que los diversos actores clave en el proceso de paz mantengan una posición flexible en relación al trabajo de las Naciones Unidas.