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El exsecretario de Agricultura de Estados Unidos Dan Glickman augura un gran futuro para México en la industria de los alimentos frescos y de cosecha tradicional, si los sectores público y privado invierten en el campo.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Glickman afirma que el reto de México está en dar a los campesinos las herramientas y habilidades que necesitan para ser autosuficientes, que el sector privado invierta en investigación y el gobierno en apoyos y educación.
También señala que el uso de las nuevas tecnologías y la inversión de los gobiernos para generarlas determinarán un mejor futuro para la industria alimenticia en el mundo, pues proveerá un mejor uso del agua y fertilizantes menos agresivos.
Dan Glickman visitó México para ofrecer una conferencia magistral en el foro Tecnología para la Seguridad Alimentaria, organizado por The Aspen Institute México y la Universidad del Valle de México (UVM).
¿Cuál es el reto del mundo en sustentabilidad alimenticia?
—El reto más serio es alimentar a las poblaciones en crecimiento —habrá cerca de 10 billones de personas en los próximos 30 años— de manera sustentable, sin destruir el planeta.
¿Cuál podría ser el futuro de México en esta industria?
—Bueno, hay muchos retos, y no sólo en México, sino globales. Uno de ellos es preservar la mayor cantidad de agricultura a baja escala; también evitar que la agricultura se vuelva una corporación gigante, mantener a los campesinos en su tierra.
México tiene ventaja por su clima, geografía y ubicación; puede producir muchos alimentos frescos, frutas y vegetales que la gente va a querer consumir más por su salud, entonces hay un gran futuro, pues la agricultura estará basada en lo saludable.
¿Qué opina de lo que dijo el Presidente sobre que México llegará a la independencia alimentaria en cinco años?
—En términos de seguridad alimentaria, México va por un mejor camino. Me parece que el reto, el de todo el mundo, es darle a los pequeños productores y campesinos las herramientas y habilidades que necesitan para ser autosuficientes.
Las decisiones gubernamentales también deben contemplar la ciencia, la innovación y la tecnología, los avances que puedan contribuir a que los pequeños campesinos continúen produciendo alimentos que cada vez son más populares.
¿Qué tecnologías faltan en la industria alimenticia de México?
—Las que ayudan a usar menos agua para riego y alimento de animales; las que generan menos emisiones de metano, carbono y lo que impacta en el medio ambiente.
Asimismo, tecnologías que incrementan el rendimiento para producir más granos, frutas y vegetales, pero usando menos pesticidas. Todas deben abonar para alimentar a un mundo hambriento con una población que sigue creciendo.
¿Los gobiernos deben invertir en estas tecnologías más que en subsidios para el campo?
—Los sectores público y privado deben invertir en estas tecnologías, sobre todo en la educación profesional, porque ahí se entrenan a científicos de agricultura.
El sector privado hace mucho de esto, y al final es éste el que genera la tecnología que compra el gobierno, pero tiene que haber como una mancuerna entre el sector público y privado.
El Congreso mexicano había avalado la Ley de Ingresos 2020 con un impuesto al agua para los productores del campo, ¿qué impacto pudo haber tenido esto?
—El precio del agua es muy controversial, y los campesinos usan mucha, porque sin ella no se puede producir comida. Hay que buscar maneras de conservarla; algunos países optan por ponerle impuesto y otros la administran a los campesinos.
Por eso se debe ayudar a los agricultores a utilizarla menos, y la investigación es muy importante para esto, para generar tecnologías nuevas que ayuden a lograrlo.
¿Qué tanto aportó la discusión del etiquetado frontal de alimentos para disminuir la obesidad o la diabetes?
—Yo pienso que el debate es bueno, porque las personas necesitan saber qué hay en su comida; sin embargo, la verdadera pregunta es si la descripción del producto está basada en ciencia buena; es decir, hay que asegurarse de que las etiquetas tengan información adecuada y no hagan advertencias innecesarias sin que esté fundamentada con evidencia.
¿La medida abonó para que disminuyeran algunos índices de obesidad o de diabetes?
—Mi opinión personal es que no tiene un impacto enorme todavía, porque aún no tenemos a la comunidad médica involucrada activamente y ayudando a la gente a tomar decisiones saludables de la comida.
Creo que mejorar la calidad de la comida de las escuelas y de casa tendría mayor impacto; no digo que el etiquetado sea malo, sólo no ha tenido un impacto profundo aún.