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En una semana, Pedro Miguel, columnista de La Jornada, se hizo presente dos veces en la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Primero, a través que un tuit que el Mandatario citó en respuesta a una denuncia de Héctor de Mauleón, y después, de forma presencial para la presentación de la Guía Ética para la Transformación de México, en la que ayudó a escribir como parte del Consejo de la Comunicación.
Ahí, escribió en su cuenta de Twitter, fue víctima de los adjetivos del clasismo de la derecha opositora por vestir como siempre lo ha hecho: con su chamarra de mezclilla.
En este contexto, el de la Cuarta Transformación y la época de las “benditas redes sociales”, como las llama el presidente López Obrador, Pedro Miguel comparte con EL UNIVERSAL su visión sobre la libertad de expresión en el país que, según su punto de vista, goza de buena salud.
- ¿Hay libertad de expresión en México?
Sí, sí hay. El valor de la libertad de expresión siempre es relativo, desde luego hay amenazas a la libertad de expresión como siempre las ha habido en los últimos 40 años, pero son amenazas que no provienen del poder político, sino de grupos de interés de la delincuencia organizada, de autoridades estatales, municipales y se aplican a los colegas del interior del país.
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Y hay otra gran amenaza a la libertad de expresión, que son los dueños de los medios. Ellos son los que determinan qué puede publicar un informador, sea un reportero, un columnista, un articulista.
- ¿Ves amenazada la libertad de expresión en México?
Yo no he visto ninguna acción, ninguna medida en contra de nadie por decir lo que sea, así sean verdades, mentiras, excesos. Yo no he visto que el gobierno haya adoptado ninguna acción para coartar la libertad de expresión de nadie.
Inhabilitaron a Nexos, pero eso no tenía que ver con la libertad de expresión, sino con que no pagaron el dinero del Infonavit que hicieron como que sí lo habían pagado; eso no tiene que ver con la libertad de prensa, sino con la libertad de empresa.
Pero a ti, a mí, a [Carlos] Loret de Mola, a Enrique Krauze, a [Ciro] Gómez-Leyva, a Carmen Aristegui, el gobierno federal no nos va a impedir que digamos [algo], ni nos va a obligar a que digamos algo.
- ¿Consideras a los medios de comunicación como uno de los principales adversarios de López Obrador?
No. Son vehículos de los adversarios. Yo creo que los adversarios reales de López Obrador son estamentos económico-delictivos que se acostumbraron a medrar en el delito económico, es decir, evasores de impuestos, titulares de contratos amañados, corruptos. Ése es el núcleo duro de la oposición real en este país.
El problema es que entre esos sectores y los propietarios de los medios hay fuertes lazos, y a veces son propietarios de los medios los que pertenecen a este grupo, o quienes tienen una voz privilegiada en los medios.
El medio en sí no es amigo o enemigo, pero los medios han sido controlados por intereses muy mafiosos, por gente muy afín al poder político y es parte, incluso, del poder político. Y eso no ocurre en México, esto ocurre en el mundo. Está el ejemplo de Italia. ¿Cuál era el poder político de [Silvio] Berlusconi? Ninguno, toma por asalto el poder con su poder mediático. Fernando Collor de Melo, en Brasil, en los años 90 del siglo pasado, llega a la presidencia porque era el dueño de la cadena O Globo.
Entonces puede haber una perversión del poder mediático, que termina convertido en poder político. Es decir, a [Enrique] Peña Nieto lo inventó Televisa [...] En 2006, los medios desempeñaron un papel determinante para legitimar el fraude que incrustó a Felipe Calderón en la presidencia.
- ¿Hay una campaña de los medios en contra del presidente?
Sí. Creo que la gran mayoría de los medios en México tiene un problema de un severísimo carácter antidemocrático. El problema es que están monopolizados por un sólo sector político, económico, ideológico de la sociedad, que es el empresariado y que reflejan la visión empresarial.
En cualquier país de este planeta sería un escándalo que el 90 por ciento de los medios estuvieran en manos del gobierno, o de las iglesias, o de los sindicatos, o de los partidos políticos. [Entonces] yo creo que es igualmente escandaloso que el 90 por ciento de los medios estén en manos del empresariado, lo que impide una versión veraz de la sociedad.
Y en México no sólo están en manos del empresariado, sino uno vinculado al entorno económico-delictivo, tú te encuentras medios que han sido centros importantes de distribución de droga o usados para lavado de dinero o, directamente, propiedad del capo.
Entonces como se trata de reordenar la vida pública y llevar al país de vuelta a la legalidad, tratar de llevar millones de pesos que se pierden por la corrupción, la evasión fiscal, pues claro que esos intereses que están representados en los consejos de administración o directamente en los dueños de los medios, operan en contra del gobierno y alinean la opinión en contra del gobierno.
- ¿Es correcto que el presidente utilice tiempo de las mañaneras para lanzar ataques a los medios calificándolos de pasquines inmundos?
Es que es muy raro el concepto de "libertad de expresión" que le asigna esa facultad de expresarse solo una parte, es decir, si hay libertad de expresión yo supongo que también la tiene el presidente, pero es que, por ejemplo, hace unos meses un grupo de opositores sacó un desplegado que decía "En defensa de la libertad de expresión" y, curiosamente, los abajo firmantes coinciden con los que en 2006 legitimaron el fraude de Calderón, con los que en 1988 legitimaron el fraude que impuso a [Carlos] Salina, pero más allá de eso, es un desplegado que tiene un encabezado y que a renglón seguido tiene un cuerpo de texto que expresa exactamente lo contrario. Es decir, que se acabe la libertad de expresión para el presidente, "que no hable mal de nosotros, nosotros queremos hablar mal de él, pero que él no hable mal de nosotros".
Esto es una visión demencial y rarita de la libertad de expresión. Y desde luego esto no sólo va contra el presidente sino contra un sector social que lo apoya y que es más del 60 por ciento de la población.
Entonces, ¿Significa esta crítica [del presidente] una limitación, una prohibición, una mutilación de la capacidad de libertad de expresarse de los medios? [...] ¿Se ha despedido a algún informador por las críticas del presidente? Hace pocos años sacaron a Aristegui y sí la echaron por órdenes de presidencia, y la echaron en tiempos de [Enrique] Peña Nieto, pero también en tiempos de Felipe Calderón [...] En este sexenio yo quiero que alguien documente "yo no pude decir tal cosa".
Nosotros [La Jornada] tenemos dos mártires en tiempos de Peña Nieto. Tanto en el caso de nuestra compañera Miroslava Breach, como en el caso de nuestro corresponsal en Sinaloa [Javier Valdez]. En Chihuahua hubo gente del gobierno que sabían que la iban a matar y siguen impunes; en el caso de Valdez operaba toda una estructura que contaba, si no con la complicidad, sí con la protección de la indiferencia de autoridades judiciales. Entonces homologar esas amenazas con que López Obrador le diga pasquín inmundo al Reforma me parece un despropósito.
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- Pero en lo que va del sexenio México lleva al menos 39 periodistas y comunicadores muertos, ¿Cómo calificarías la labor del presidente en este sentido?
Como insatisfactoria. Creo que no podemos estar contentos de la persistencia del poder delictivo en el país, de la persistencia de la violencia y asesinatos. Claro que es un motivo de preocupación, enojó, tristeza, de rabia, y en tanto que el gobierno es el responsable de la seguridad pública, tiene un desempeño deficitario, pero la responsabilidad de la seguridad pública, de acuerdo al precepto de la Constitución, es una tarea de la autoridad en sus tres niveles de gobierno: el municipal, el estatal y el federal.
Hay claramente un saldo pendiente en la Cuarta Transformación en materia de seguridad pública, pues no se ha podido avanzar como sí se ha podido avanzar en todos los otros terrenos.
- ¿Hubo un cambio en el periodismo mexicano antes y después de 2018?
Uno muy marcado, pues en la panorama mediático, hasta 2018, había una verdad única y hegemónica. La inmensa mayoría de la masa mediática contaba la misma historia, todos enfocaban la noticia por el mismo lado porque había línea. Y [ahora] desde el gobierno federal dejó de haber línea, de manera brusca, tajante, de un día para otro dejó de haber línea. Se acabaron las llamadas a las jefaturas de redacción, a los editores, a los directores y se acabó el co-relato de todas esas directrices dictadas desde el poder político federal a medios e informadores, que era el "chayote". Al amparo del cual se hicieron fortunas inmensas, públicamente conocidas.
Eso explica el ocaso de los grande comentaristas de los sexenios anteriores, que estaban perfectamente articulados con el poder político, económico, y se han tenido que mover de los lugares protagónicos.
[...] También los medios, hasta el sexenio pasado, si el presidente se echaba un pedo, lo cubrían. Lo hacían nota. La voz presidencial era absolutamente relevante, dijera lo que quiera, pero a partir de este sexenio muchos dijeron "no vamos a cubrirlo, vamos a darle un perfil bajo a las mañaneras y a ver quién ve, oye y lee lo que dijo el presidente".
- ¿No consideras que haya una sobreexposición del presidente con las mañaneras?
Con respecto a los sexenios anteriores sí, pero simplemente es un cambio de sobreexposición, porque antes los medios sobreexponían al presidente y le daban a todo acto presidencial una relevancia que no necesariamente tenía, porque había una relación absoluta de supeditación a la palabra presidencial.
Pero hubo una reconfiguración de los agentes mediáticos con las redes sociales y los influencers, además de que se fortaleció la voz de la sociedad, colgada del debate que generan las mañaneras. Entonces pues sí, el presidente también le quitó a la masa mediática tradicional la capacidad de imponer la agenda y esa masa tradicional que era del régimen se quedó muy marginada por esta actividad comunicativa del presidente, que a su vez detonó la capacidad comunicativa de muchos sectores sociales que nadie escuchaba.
Me parece maravilloso que el presidente lleve esto a las mañaneras, porque las mañaneras no son monopolio del presidente, a las mañaneras van ciudadanos relevantes de cualquier ámbito o cuya tarea cobre alguna relevancia circunstancial o no. Creo que la tarea informativa tiene una transparencia que nunca tuvo. El desempeño presidencial está a la vista del tribunal de la opinión pública todos los días del año.
- Bajo esta óptica, ¿Crees que el presidente López Obrador sea el más atacado de la historia?
Sin duda. Ciertamente en el último año y medio de Peña Nieto, se volvió el payaso de las bofetadas, particularmente a partir de los sucesos trágicos en Iguala, la verdad histórica... Pero aun así creo que el López Obrador ha sido el más atacado desde [Francisco I.] Madero por una razón muy simple, y es que los poderes fácticos que buscan coartar, están íntimamente articulados con los medios informativos, entonces el ataque es sistemático, es general, es las 24 horas al día.
Pero no son nuevos estos ataques. Yo diría no sólo que ha sido uno de los presidentes más atacados de la historia, es que ha sido uno de los políticos más atacados de la historia del país. Desde que estaba en Tabasco en las páginas de los medios, se decía que López Obrador incendiaba pozos petroleros. Se sigue diciendo. Hay periodistas connotados que siguen diciendo que López Obrador mandó a la reserva la información [financiera] de los segundos pisos [en Periférico]. Bueno, son mentiras.
- Pero hay trabajos de medios extranjeros en los que se exponen problemáticas en México, ¿No deberían merecer más autocrítica?
Te pongo el caso más reciente de Bloomberg que sacó un reportaje diciendo que México es el peor país para vivir la pandemia. ¿Quienes hicieron ese reportaje? ¿Había algún especialista en materia de salud entre los autores? No lo había. ¿De dónde sacaron eso? Es una barbaridad esa calificación.
El Financial Times de Londres, hace algunos meses también sacó una frase que es una distinción muy grande de la realidad. En todos lados se cuecen habas, el chayote no es una tecnología exclusivamente mexicana, hay una frase que es que "los capitales no tienen patria" y se ven las campañas contra [Hugo] López-Gatell en los medios y en las redes, es increíble cómo siguen exactamente el mismo patrón que lanza Vox en España contra el gobierno de Pedro Sánchez y siguen el mismo patrón que lanza la oposición macrista en contra del gobierno de Alberto Fernández en Argentina. Tienen los mismos hashtags, no es coincidencia.
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- ¿Pero hay autocrítica en el gobierno?
Si empezamos por las bancadas del partido del presidente en la Cámara de Diputados y en el Senado, pues le cambian todas sus iniciativas. Yo lo que he visto en dos años es que ni una iniciativa se la dejan tal cual, todo se lo han modificado y hay iniciativas que llevan meses que no se las han aprobado.
Esto no se veía en tiempos del Pacto por México, ahí sí le aprobaban a Peña Nieto lo que dijera y no era por afinidad ideológica, era por dinero [...] En Morena no hay un acuerdo absoluto con lo que dice el presidente, pero para nada, hay una discusión muy intensa. Ejemplo reciente fue la decisión del gobierno de pedir que retiraran los cargos a [Salvador] Cienfuegos generó críticas fuertes en el seno del lopezobradorismo.
- ¿Consideras entonces correcta su estrategia de comunicación o has visto errores?
Con respecto a la lógica del régimen anterior, es una estrategia totalmente fallida. Si se ven las cosas a la luz de las lógicas que imperaron en México hasta 2018, claro que el gobierno es un desastre, pero estamos construyendo nuevas lógicas [...] En el caso de la comunicación si el propósito fuese preservar las reglas del juego preestablecidas en el vaivén informativo que imperaban hasta 2018, entonces sí tendríamos que concluir que la estrategia informativa del presidente es un desastre. Pero si la vemos desde la perspectiva de que se trata de construir un nuevo orden informativo, entonces no es ningún desatre, vemos que ha sido sumamente exitosa porque se ha incorporado al debate y a la información a miles y miles que no tenían presencia alguna hasta hace unos años.
- Más en términos generales, ¿Qué está haciendo bien este gobierno?
Revolucionar al país.
- ¿Y qué está haciendo mal?
No veo nada negativo. Habría que actuar con mayor articulación con los movimientos sociales y populares, y articular mejor, con los objetivos nacionales, las causas locales, pero también es un asunto de tiempo y de remontar los desajustes que provoca una transformación de esta escala.
- ¿Eres un periodista militante?
Sí, claro, absolutamente. Yo considero que no hay un periodista que no sea militante, considero que no se puede hacer periodismo sin ideología. Pretender hacer periodismo sin ideología es lo más hipócrita que puedes plantear, porque para informar tú debes tener una visión de mundo, tienes que tener un orden de prioridades, tienes que tener una construcción de lo que es relevante, de lo que es irrelevante, de qué es lo correcto, de qué es lo incorrecto, de cómo debe ser la sociedad, de cómo debe ser el poder. Y todo el conjunto de esas cosas se llama ideología.
Entonces cuando hay medios y periodistas que presumen de poner la ideología en un cajón a la hora de hacer su trabajo, eso es un engaño, no se puede hacer periodismo sin ideología [...] ¿Qué se pone en la primera plana? Lo que tú consideras más relevante y para considerar algo relevante tienes que hacer un ejercicio ideológico, ¿Quieres un medio realmente ajeno a la ideología? Es muy simple, ordena las noticias en orden alfabético, ni siquiera con distinción tipografía. Ahí tienes tú periodismo objetivo.
Si vas a ser un medio informativo tienes que ofrecer una línea editorial y esa línea editoral es la expresión de una ideología y la ideologia te lleva a una militancia. Yo considero que el periodismo es una militancia, mucho antes que la política [...] Además México tiene una historia de periodismo militante honorabilísima.
- Rafael Rodríguez, exdirector de Proceso, dijo a EL UNIVERSAL que en la entrevista que tuvo La Jornada con AMLO sólo vio a periodistas complacientes, ¿Qué opinas al respecto?
El colega y compañero tiene derecho a externar su punto de vista, pero creo que eso no debe de estar sujeto a debate porque a los informadores nos afecta el protagonismo, y hacer referencia a nuestro trabajo y el de los demás y convertir eso en materia periodística creo que es un error, porque nosotros hacemos la noticia, no somos la noticia.
- ¿Ocupas algún puesto dentro de Morena?
Sí, bueno, puesto no porque no cobro ni tengo gente a mi disposición. Soy parte del Comité de Encuestas de Morena [...] Uno no siempre puede decir que no.
- El jueves presentaron una guía ética en la conferencia mañanera, misma que ayudaste a escribir, ¿Se ha planteado la creación de una dedicada a periodistas?
No. Este gobierno, cuyo proyecto político comparto, es eminentemente libertario en el sentido de ser un agente amplificador de las libertades, entonces pensar en modular el ejercicio periodístico sería totalmente contrario al objetivo de este gobierno. Se pretende modular el comportamiento empresarial, no el ejercicio periodístico. Se busca modular la actividad empresarial, hagan pizzas o programas de radio o revistas [...] La actividad empresarial debe tener límites, pero el ejercicio periodístico se debe autorregular.
¿Te consideras amigo del presidente?
Sí.
¿Desde cuándo?
Realmente fue a raíz del fraude de Calderón que me acerqué al movimiento y comencé a participar en pláticas y en colaboraciones del periódico Regeneración, pronto me llamó para platicar y discutir y fuimos haciendo una amistad al calor de la lucha.
Paradójicamente yo le tengo un enorme agradecimiento a Felipe Calderón, porque no sólo hizo cosas horribles, canallas, horrorosas y sangrientas, para mí hizo una cosa muy buena. A mí me convirtió en lopezobradorista y las oportunidades que tenga para manifestarle mis agradecimientos, lo voy a hacer, porque le reconozco ese mérito enorme.