La organización internacional (MSF) denunció que en México ha aumentado la criminalización y abusos de policías de diferentes niveles contra la población migrante que cruza por el país para llegar a Estados Unidos.

"Estas situaciones de criminalización a los migrantes y a la población que les presta ayuda son intolerables en un país como México que se presenta como defensor y garante de los Derechos Humanos de las personas", indicó Gemma Domínguez, jefa de Misión de Médicos Sin Fronteras en México.

En un informe expuso que las situaciones de abuso y las amenazas por parte de las fuerzas de seguridad hacia los migrantes deben cesar inmediatamente.

Al respecto, se señala que el pasado 28 de diciembre alrededor de las dos de la tarde el equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Coatzacoalcos, Veracruz, que ofrece asistencia médica, psicológica y de trabajo social a migrantes que se encuentran junto a las vías, fue testigo directo del abuso y maltrato de una brigada policial a la población migrante y a los vecinos de la zona.

“Nuestro equipo, que cuenta con una clínica móvil frente al albergue Movilidad Humana para atender a migrantes que requieran asistencia sanitaria o apoyo psicológico, vio como cerca de una decena de efectivos de las fuerzas de seguridad se presentaron en la zona junto a las vías".

Y agregó: “Los policías estaban encapuchados, distribuidos estratégicamente para realizar revisiones de mochilas de los migrantes de forma arbitraria: un policía pedía la mochila y la llevaba a la cabina de la patrulla, otro revisaba pertenencias, y -según testimonios de los migrantes- se quedaban con el dinero que encontraban”.

El trato vejatorio y los abusos de la policía no se limitaron solamente a los migrantes, sino que afectaron y pusieron en riesgo a los vecinos que fueron testigos de la situación y pusieron en riesgo la continuidad de la atención médica a las y los migrantes en la zona.

“Los policías, al darse cuenta que la gente los veía y comenzaba a grabar se acercaron a las personas con prepotencia y los insultaron (..) siguieron a una persona hasta dentro de su casa y lo sacaron apuntándole con sus armas. Sin importarles quién estuviera ahí, amedrentaron a los que lo defendían, los empujaban con el cuerpo, incluso llegaron a dar manotazos para apartarlos. Se lo llevaron a la patrulla y lo empezaron a interrogar”, señala el informe.

"Una vecina, al ver esto, les dijo que no tenían derecho a entrar y también los comenzó a grabar, los policías al darse cuenta desenfundaron su arma. Ella se metió en su tienda por miedo. Aun así, ellos entraron y le quitaron el celular a punta de pistola.”

Los testimonios del equipo de Médicos Sin Fronteras se complementan con los de los propios migrantes, mucho más contundentes.

María, de origen salvadoreño y quién está embarazada afirmó que las fuerzas de la policía les dijeron “que como nosotros éramos migrantes, éramos fáciles de desaparecer, que ya tenían los hoyos hechos donde nos iban a dejar si no les colaborábamos con el dinero.”

Por su parte, Rosa, otra migrante indicó “antes de suceder el desorden estaban quitándole el dinero a los pobres hondureños que venían, los agarraban del cuello de la camisa y los hacían (haciendo señal de aventarlos) para allá, los hacían como trapitos viejos a los pobres”.

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