Desde que inició la pandemia de , a Santi le daba miedo que su papá saliera a trabajar. Óscar era guardia de seguridad en una plaza comercial en Ixtapaluca, Estado de México, y también vendía tenis y ropa en un tianguis.

Para el niño de nueve años es imposible olvidar el 25 de abril pasado, cuando su papá empezó con síntomas de resfriado, casi 15 días después murió por Covid-19.

“Estábamos contentos porque ya habían vacunado a mis abuelitos, pero el 25 de abril me acuerdo bien porque era domingo, regresó del tianguis y le dijo a mi mamá que le ardía la garganta, se hizo una prueba y salió que no era Covid, pero luego se puso muy mal, yo lo vi cuando dijo que no podía respirar y me espanté mucho”, narra.

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El sábado 1 de mayo, Óscar ingresó al Hospital General de Tláhuac, no era derechohabiente del ISSSTE, pero al llegar con 70% de oxigenación lo internaron.

“Mi mamá no nos dejó acompañarla, se llevaron a mi papá en el taxi de un tío, iba mi abuelita, mi mamá y mi tío. Mi hermano y yo nos quedamos con mi abuelo, yo creí que sí vería a mi pa’, pero ya no, sólo escuchaba a mi mamá hablar con los doctores por teléfono y se soltaba a llorar, aunque no me contaba yo lloraba porque pensaba que le decían algo malo”, dice el pequeño.

Óscar tenía 43 años y 10 de matrimonio con Leticia, a quien conoció en la plaza comercial en la que ambos trabajaban. En 2013 se convirtieron en padres de Santiago; cinco años después nació Mateo.

“Mi hermano está muy chiquito, no entiende que ya no está mi pa’, yo lo extraño mucho. Cuando empezó el virus a mí me daba miedo que se fuera a trabajar, pero él me decía que se cuidaba mucho, era muy bueno tenerlo aquí, jugaba conmigo, me ayudaba a mi tarea, antes me iba a dejar a la escuela y a la salida me compraba mis chicharrones o unos dinosaurios que meto en agua, mi mamá está muy triste, mis abuelitos también”, añora.

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Según un estudio de la Universidad de Oxford y publicado por la revista científica The Lancet, en México, tres de cada mil niños o niñas han perdido al menos a uno de sus padres o cuidadores primarios debido a la pandemia.Los resultados del estudio indican que desde el 1 de marzo de 2020 y hasta el 30 de abril de 2021 se estima que un millón 134 mil niños en todo el mundo perdieron a sus cuidadores principales, en el que se considera a los padres o abuelos con la custodia de los menores de edad.

Además, la investigación estima que un millón 562 mil niños enfrentaron la muerte de por lo menos un cuidador primario o secundario.

México es el tercer país con más niños en situación de orfandad por Covid-19, con una incidencia de tres por cada mil, sólo por detrás de Sudáfrica, con cinco por cada mil, y de Perú, que reporta a 10 niños huérfanos por coronavirus por cada mil.

Leticia, mamá de ambos niños, recuerda el día que llevaron a Óscar al hospital de Tláhuac, lo último que le dijo fue que le encargaba a sus “Minions”, y le pidió perdón porque sentía que ya no saldría de la unidad médica.

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“Lo llevamos en el taxi, aunque le costaba mucho trabajo hablar me dijo que me encargaba a los niños, les decía Minions de cariño, también me pidió perdón por dejarnos solos, él sabía que ya no iba a salir, se sentía muy mal, ya iba blanco, la boca seca, luego luego lo intubaron y duró como semana y media en el hospital, hasta que me hablaron un día, me dijeron que me preparara para lo peor y sí, como a las dos horas me marcó de nuevo el doctor para decirme que ya había muerto mi negrito”.