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Con vítores y consignas contra el aborto, aproximadamente 9 mil personas marcharon ayer en contra de esta práctica y las últimas resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre el tema, del Auditorio Nacional hasta el Ángel de la Independencia.
La marcha fue convocada por organizaciones de la sociedad civil como Provida y secundada por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), a unas semanas de que la Suprema Corte despenalizó el aborto y eliminó la figura de objeción de conciencia de la Ley General de Salud.
El evento duró tres horas en las que los asistentes —entre los que iban familias enteras, mascotas, monjas y sacerdotes, que portaban pancartas a favor de la vida, imágenes de la Virgen de Guadalupe, crucifijos, entre otros—, gritaban consignas a favor de la vida.
“Yo sí le voy, le voy a la vida”, entonaban algunos grupos mientras que otros realizaron su caminata rezando con un rosario.
También asistió el secretario general de la CEM, monseñor Alfonso Miranda Guardiola; monseñor José de Jesús Herrera, de Dimensión Episcopal de Vida; el obispo Salvador Rangel, de Chilpancingo-Chilapa, Guerrero; así como los cantantes Emmanuel y su hijo, Alexander Acha, entre otros.
En el Ángel de la Independencia colocaron pantallas y un escenario digno de concierto para realizar las actividades de cierre que incluyeron diversos pronunciamientos sobre el aborto y objeción de conciencia.
Alison González, directora de la organización Pasos por la vida, reconoció que luchar contra la propuesta que se hace a las mujeres de no continuar con sus embarazos no deseados, no es fácil.
“Estamos cansados de que nos hagan elegir entre dos grandes bienes, la mujer o la vida. No, señores, la mujer y la vida, nos vamos por apostar por ambos”, afirmó.
Luego de la participación de González, los organizadores del evento, cuya conducción corrió a cargo de las activistas Diana Rebolledo y Paulina Mendieta, realizaron un ultrasonido a una menor de edad embarazada.
La adolescente, quien se identificó como Ana, de 15 años de edad, indicó a las activistas que la llamaron al escenario que cuenta con 38 semanas de gestación, que su bebé es varón y que acudió a la marcha porque “la invitaron”.
En el escenario fue colocada una camilla y el equipo necesario para practicarle, frente a los miles de asistentes a la marcha, un ultrasonido para conocer a su bebé.
Mientras Ana era preparada para que Fernando Urquija, quien se identificó como médico especialista en ginecología, le realizara su ultrasonido, los asistentes gritaban: “¡Sí a la vida!”, para celebrar la decisión de la menor de edad de ser madre.
Urquija indicó a los asistentes dónde se encontraba el cuerpo del bebé y la cabeza en la posición adecuada para dirigirse al canal de parto, pues a la adolescente le faltan dos semanas para dar a luz.
“¡Le faltan dos semanas para nacer!, ¡Bravooo!”, gritó Paulina Mendieta, quien invitó al público a darle un aplauso a Ana y a su bebé.
“Podemos decir que es el baby shower más grande del mundo”, añadió Diana Rebolledo.
Posteriormente, Mendieta advirtió que hay quienes quieren desaparecer la objeción de conciencia para que cuando un médico se niegue a practicar abortos, le sea retirada la licencia para ejercer.
En septiembre pasado, la Corte emitió resoluciones en contra de la criminalización de las mujeres que deciden abortar.
Asimismo, eliminó la figura de objeción de conciencia —que permite a los médicos no realizar algunos procedimientos por razones religiosas, ideológicas o éticas— de la Ley General de Salud, al considerar que el Congreso de la Unión no la incluyó adecuadamente en la misma y enviará un exhorto para que los legisladores corrijan los errores observados.
En sus debates la Corte reconoció que los médicos tienen derecho a objetar conciencia, pero que ésta debe estar regulada tanto para proteger al personal de salud como a los pacientes, para evitar que les sea negado el acceso a este derecho.