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“¿Quién va a ver por las 11 mujeres que van a matar mañana? Porque mañana van a matar a 11 mujeres y no estamos haciendo nada por esas 11 mujeres”, aseveró Saskia Niño de Rivera durante la presentación de su libro Maldita entre todas las mujeres, donde recaba historias, relatos de mujeres que buscan a sus hijas desaparecidas y también de feminicidas que terminaron con la vida de sus parejas sólo porque no cumplieron con sus obligaciones.
Acompañada del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar, quien comentó el libro, expuso diversos casos de víctimas y agresores, del desdén de fiscalías, ministerios públicos y policías que prefieren no investigar un feminicidio, una violación de un menor o el asesinato de una niña. En la sede de la SCJN, expuso que “necesitamos una autoridad que diga ‘voy a meter las manos en el sistema de justicia penal’, porque no podemos seguir teniendo autoridades tan inhumanas, que les dé flojera revisar un caso o que se atreven en el Semefo a entregar una mujer podrida bajo el argumento que pensaban que era prostituta o que se atrevan a armar una escena del crimen y decir que alguien se quitó la vida porque pues qué flojera investigar un feminicidio.
“Es inaudito que en este país nos asesinen sólo por el hecho de tener vagina”, indicó en el acto donde la periodista Paola Rojas dijo que ha preguntado a familiares de víctimas de feminicidio su experiencia al denunciar “y muchos nos han contestado que ‘el asesinato de mi hija o el asesinato de mi madre es el principio del infierno’”.
Refirió el término de inteligencia penitenciaria, es decir, hablar con los agresores que están en las cárceles, muchos de los cuales están dispuestos a hablar para decir dónde enterraron a sus víctimas, dónde están las fosas o tratar de entender el porqué lo hicieron.
Arturo Zaldívar, ministro presidente de la SCJN, destacó que el libro de Saskia Niño de Rivera “es muy importante por el drama de la tragedia colectiva que son los feminicidios en México. Lo primero que se requiere es visibilizar el problema porque mientras la sociedad y las autoridades miremos para otro lado esta tragedia, nunca podrá revertirse”.
Indicó que tras leer las historias de los feminicidas y de las víctimas,“lo que queda es la imagen de un país roto, de un país violento, de un país sin esperanza, sobre todo para las mujeres”.
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