Por: Saúl Gómez
A los repartidores por plataforma suelen vernos como un botín económico y político. Así somos objeto de abusos por parte de autoridades contra quienes buscamos ganarnos la vida repartiendo en motos.
La más reciente ocurrencia busca establecer licencias especiales en la CDMX para Repartidores por aplicación en motocicleta. Una medida que las autoridades de Movilidad justifican con argumentos que nos atacan no sólo como individuos sino como personas que buscamos un empleo digno. Esto mientras no tocan a automovilistas o cafres conductores de transporte público que en muchas ocasiones atentan contra nuestra vida. Por ello, en Ni Un Repartidor Menos (NURM) nos oponemos a licencias especiales contra repartidores motociclistas por considerarlas discriminatorias, meramente recaudatorias y que no aportan nada a mejorar la seguridad vial. Son simplemente un freno a la movilidad y a nuestros derechos ¿Por qué no se pide lo mismo a los automovilistas? ¿Por qué se pide capacitaciones a motociclistas, pero no a los automóviles? ¡O todos coludos o todos rabones! ¿O será que en su sistema de movilidad habemos usuarios de primera, de segunda y hasta de tercera?
No estamos en contra de que se regule, pero sí a que se haga desde el privilegio y el desconocimiento de nuestras necesidades y de nuestra realidad. Si quieren vernos como una fuente de recursos a través del cobro de impuestos o trámites, también deben voltear a vernos cuando pedimos mayor seguridad en nuestros recorridos, más que una jerarquía de movilidad sus políticas públicas jerarquizan intereses económicos y electorales.
En la Ciudad de México, ni nos cuentan o nos cuentan mal. En 2021 decían que apenas éramos 30 mil, después, una organización internacional estimó que los repartidores y repartidoras éramos 350 mil en todo el país. Para la Secretaría del Trabajo estamos cerca del medio millón. En la Ciudad de México somos cerca de 80 mil repas. Y si contamos al número de personas que dependen de nosotros en nuestras casas, con nuestras familias hablamos de 200 mil citadinos.
Un dato: en las últimas elecciones, en la CDMX, la diferencia entre la coalición MORENA-PVEM-PT y la coalición PAN-PRI-PRD fue de apenas 89,000 votos. Así que repartidores y conductores por aplicación somos un grupo que cuenta, cuéntenos bien. Somos el fiel de la balanza, somos ciudadanos que luchamos por un trato digno, salarios justos y derechos para poder desarrollarnos en nuestro trabajo de manera plena y segura.
Hoy por hoy seguimos sumando bajas cuando nuestras compañeras y compañeros se convierten en estadísticas debido a las muertes viales y nos revictimizar mientras los causantes circulan con licencia de impunidad.
Esperamos que las nuevas autoridades en la Ciudad de México y el Estado de México sean más sensibles a las necesidades de los repartidores que los funcionarios de la Secretaría de Movilidad.
¡Qué diferencia lo que ocurre con la SEMOVI al ver al vecino Estado de México! Allá sí fuimos escuchados por las autoridades y particularmente por la bancada de Morena. El año pasado fueron precisamente los diputados locales morenistas, encabezados por Maurilio Hernández quienes nos ayudaron a tumbar el impuesto del 1.5% contra los repartidores que propusiera el gobierno. Los repas no olvidamos el apoyo
Ahora que llega Delfina esperamos que en ese estado Morena mantendrá su compromiso por no castigar el reparto por aplicaciones y que, en la Ciudad de México, tomarán buena nota.
No vamos a aceptar abusos o exclusión de nuestros derechos, no permitiremos que se atente una vez más contra nuestro modo de trabajo. Ya lo hemos hecho antes y lo volveremos a hacer si es necesario: ¡Alzaremos la voz, pedalearemos y encenderemos motores para defender nuestros derechos! ¡No más funcionarios con licencia para frenar nuestro desarrollo, nuestra libertad de trabajar!