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“Los políticos nos han robado todo, pero no el sentido del humor”, afirma el monero Trino Camacho en entrevista con EL UNIVERSAL a propósito de la publicación de su último libro, Manual de instrucciones para Sobrevivir la 4T, de la editorial Tusquets, el cual presentó con el columnista Gil Gamés.
En su primera incursión en la tira política, el tapatío José Trinidad Camacho Orozco, mejor conocido como Trino, detalla que en este nuevo proyecto editorial critica a la Cuarta Transformación como lo haría con cualquier partido político, aunque aclara: la política no le gusta, pues afirma, es aburridísima.
“Creo que hay que dar un pasito atrás, todo es criticable. La política y el humor no tienen nada que ver, la política es aburridísima, y más que darte risa, te da coraje.
“Hay que verlo así: yo siento que los políticos nos han robado todo, pero no el sentido del humor”, comenta el monero.
Al revisar su carrera y algunas de sus tiras más memorables, como El Santos, consideró que la corrección política “nos está haciendo pensar dos veces antes de contar un chiste” y que los historietistas como él han tenido que recurrir a la autocensura. Considera que la Cuarta Transformación está buscando cambiar el país, sólo que “lo está haciendo con las patas”.
A un año del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, espera dos cosas: la legalización de la marihuana y que finalmente el Atlas gane un campeonato.
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El Presidente ha llamado a su gobierno Cuarta Transformación, ¿le queda el nombre?
—En la idea básica están transformando al país, están quitando la corrupción. Lo están haciendo con las patas, pero por algo se tiene que empezar. Llevamos un año de gobierno, faltan cinco.
Es demasiado pronto para decir que esto se va al carajo.
Tenemos los mexicanos la necesidad de saber si el gobierno no está haciendo bien las cosas. Hay cosas que no me gustan, pero yo voté por un discurso.
¿Qué se necesita para sobrevivir al país de la 4T?
—Todos los sexenios pensamos que va a mejorar, pero no creo que esté en ellos, sino en nosotros.
Si no nos ponemos las pilas, si los ciudadanos no salimos a protestar y a mejorar al país, los políticos no tienen esa llave, sólo vienen a hacer su juego seis años y se van: unos cargados de dinero y otros de culpas.
¿Ve las conferencias matutinas?, ¿qué le parecen?
—La política no me importa. Nada más veo algunos resúmenes, pero esta cosa de [Andrés Manuel] López Obrador, que es tan lento que la chica que hace las señas para sordomudos parece que está haciendo Tai chi, me aburre mucho.
No el Presidente, sino todos los políticos me tienen hasta el copete. Prefiero ver la Champions.
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A un año de que asumió el cargo como Ejecutivo, ¿qué opina de su voto por López Obrador?
—Lo sostengo. Qué bueno que está ahí [en la Presidencia]. Ya hice un pasito atrás y ahora voy a estar en la parte de criticarlo, pues darle el voto a alguien no significa que tenga la claridad para hacer todo lo que quiera.
Tenemos que llegar a acuerdos: tiene que mejorar el presupuesto a la cultura y legalizar la mota.
No es porque quiera fumar, todos lo hacemos. Vamos quitándonos la hipocresía y vamos quitándole ese negocio al narcotráfico.
Las tiras que hay en su libro son muy críticas...
—Yo voté por Andrés Manuel López Obrador, pero de repente la gente piensa que por votar por alguien no puedes criticar.
Debemos dar un pasito atrás, porque no puedes no ser crítico.
Es mi primera incursión en la política y este libro [Manual de instrucciones para Sobrevivir la 4T ] me dio la oportunidad de hacer algo de humor de lo criticable de la Cuarta Transformación, que es como todo, y podría ser de cualquier partido político.
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¿En qué cree usted que se parecen el humor y la política?
—No tienen nada que ver: la política es aburridísima, y más que darte risa, te da coraje. Los políticos nos han robado todo, pero no nos han robado el sentido del humor. Estamos en tiempos de cambios y de que esto pueda transformarse en algo diferente. En el intermedio los humoristas estamos buscando con ojo clínico dónde hay algo para reírnos.
Si López Obrador fuera uno de sus personajes, ¿quién sería?
—Creo que todos los políticos pueden ser todos los personajes. De repente en las [conferencias] matutinas parece que puede ser el Rey Chiquito, otros días puede ser el Gerente de Chelita o hasta el Peyote Asesino. Como no soy cartonista, todos reflejan la realidad en la cual estamos en este momento.
¿Cómo le hace para obtener historias tan divertidas de una realidad tan dura?
—La crítica de mis tiras tiene que ver con esta idea de que los mexicanos nos burlamos de nuestras desgracias. Tenemos una manera especial de reírnos de nosotros. Me nutren las redes sociales, la política, películas, todo lo que esté de moda.
¿De qué no se burlaría?
—Nos decía Carlos Pallán: “No se burlen del Presidente, ya se puede; no se burlen de los símbolos patrios, ya se puede; no se burlen del Ejército, y nunca hagan chistes de religión o de la Virgen de Guadalupe”, por supuesto que no, porque mis tías y mi mamá no me la perdonan.
Mi extra es: no hagas humor de narcos. No me gusta y no quiero porque vas a terminar en pedacitos. No tienen sentido del humor.
Llegó a decir que la corrección política estaba matando al humor, ¿todavía lo piensa?
—La corrección política nos está haciendo pensar antes de decir un chiste. Yo no creo que El Santos contra la Tetona Mendoza ahorita sea correcto publicarlo [igual que] lo hacíamos en los años 90.
Para mí, empoderamos a un personaje que acababa con un misógino como El Santos, pero no siento que ningún periódico, a estas alturas, se anime a sacarlo.
El Santos habla de drogas, de sexo, de la lucha entre hombres y mujeres. Lo políticamente correcto no es que esté matando el sentido del humor, pero te da pautas para autocensurarte. Yo ahorita me autocensuro. Cuando veo mis cartones de los 90 digo: “Si lo vuelvo a publicar ahorita, me van a acusar de misógino”.
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¿Y le sigue pareciendo igualmente divertido?
—Sí, lo que pasa es que ahorita los tiempos no están para eso.
Los hombres estamos aprendiendo a entrarle a esta etapa después de que nos hemos hecho muy pendejos en la vida, de ser machos-machos y no entender a las mujeres.
Es el momento en el que ellas tienen que levantar la voz y nosotros tenemos que entender que tenemos que hacernos a un ladito. Está bien, pero es el momento del ajuste.
La vida siempre tiene estas partes. Durante muchos años únicamente teníamos chistes machistas y misóginos. Ahorita está al revés, no se puede [hacer lo mismo].
¿Con la 4T va a ganar el Atlas?
—Va a ganar después. Creo que el Cruz Azul gana antes y eso ya está muy cabrón.