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Hugo López-Gatell Ramírez
, el "domador" del SARS CoV 2, el coronavirus que tiene semiparalizado al mundo, es un hombre delgado en camisa y corbata, y su figura ocupa un recuadro en la aplicación digital que lo enlaza con 55 senadoras y senadores, ante quienes no reconoce errores. Ahí está cinco horas y media que no pasan de balde: el funcionario del principio de la reunión, de reflejos ágiles, rostro inexpresivo, cuerpo inmóvil, facilidad de palabra de campeonato, casi al final tropieza con unos nombres --¿Karla? ¿Lorena?--, titubea algo, los brazos se le sueltan, se mueven solos. Está cansado.
Lo ha perturbado el coordinador de la bancada del PAN, Mauricio Kuri González , quien interfiere porque pide la palabra para formular un extrañamiento al funcionario federal.
Los panistas están enojados por comentarios de López-Gatell a Alejandra Reynoso , senadora quien le ha dicho que "por complacer a una persona está traicionando a todo un país".
La panista Reynoso ha sido enérgica en su intervención, con una forma de hablar que parecería más dura que los alfileres que puso con paciencia, modales de parlamentario, y finura crítica, el coordinador de Movimiento Ciudadano , Dante Delgado Rannauro , quien sustenta: "Había tiempo y se perdió", y se tienen más defunciones que en China . ¿Cuántas vidas se hubieran salvado?, reclama el veracruzano.
Cuando la senadora Reynoso le dice que si no se arrepiente de no haber señalado los errores del Presidente, un relámpago cruza el semblante serio de López-Gatell, y en sus labios asoma un poquito, una sonrisa, y toma una botana cercana ¿cacahuates?, y como el primer mordisco fue tosco, el tronido se escucha en el audio de la transmisión. Echa a la boca, una y otra vez, piezas de su colación.
En el momento de contestar las preguntas y comentarios de ocho senadoras y senadores, así como el presidente de la Jucopo , Ricardo Monreal Ávila , y la presidenta del Senado, Mónica Fernández Balboa, el doctor de la Universidad Johns Hopkins empieza con respuestas a la penúltima intervención de la guanajuatense.
Frío, analítico, le dice que la senadora tiene poca formación en el sistema de salud, pues es más del campo de las Ciencias de la Comunicación y de las relaciones Exteriores.
Explica que en Fisiología, cuando alguien prefiere no aplicar la atención, otras funciones, como el lenguaje, memoria o aprendizaje, no se activan.
El rostro de la senadora Reynoso está oculto en el tapabocas, en el que escribió “Pruebas”, un callado reclamo que mostró durante la reunión.
Si algo de lo muy técnico se trata, como las “estimaciones”, en su oportunidad podemos hablar de cómo se hace.
Kuri demanda hablar, porque una ofensa no la podemos permitir, dice.
“¿En qué la ofende?”, se oye decir a Antares Vázquez Alatorre. Y con otros morenistas aplaude y muestran cartulinas de que López-Gatell es orgullo mexicano.
¿HASTA CUANDO, ASÍ?
La vez anterior que se vieron y oyeron fue en el Senado, a puerta cerrada, el 17 de marzo, y este miércoles, en lo intenso de personas contagiadas, y fallecimientos de tres cifras, en un país que vive días de tribulación, los senadores reciben al responsable de atender la epidemia del coronavirus que ha respondido a su misión sin fijarse en que existe el poder Legislativo.
Ricardo Monreal Ávila, el líder de la mayoría, da la bienvenida al subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, y le previene que escuchará comentarios que son reflejo del sentir social, y describe como “devastadora” la situación por la que se pasa en los hospitales y en las ciudades. Le pide que explique la letalidad de 11%, cuando el promedio de la OMS es 6.5%.
La presidenta del Senado saluda a López-Gatell y resalta el heroísmo del sector salud, pide saber cómo se prevé el regreso de a las actividades laborales y si puede haber un rebrote, y a esto cinco horas después le dirá que sí, es el riesgo.
El secretario técnico de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), José Manuel del Río Virgen, abre el micrófono al invitado que proyecta una imagen de una persona que tiene el control de sus movimientos de manos del rostro. Ningún otro participante usa corbata, accesorio que los Godínez dejaron de usar cuando López-Gatell ganaba rating con aquello de “Quédate en casa”.
Empieza a hablar, y desde luego deja su sello, al decir que está bajo “la conducción suprema del señor Presidente”, y se ocupa en explicar la Biblia del Covid-19, versión México, desde aquel aviso del 31 de diciembre de 2019, cuando los chinos previnieron del riesgo sanitario. Eficaz, el funcionario es claro en su exposición, y cuando llega a "la famosa curva aplanada", que su jefe declaró “domada”, el epidemiólogo ostenta como un logro la gráfica. Ya ha dejado en claro que ni Estados Unidos tiene números precisos de fallecimientos, contagios y otros estatus de personas ante el mal invisible.
Ha expuesto fechas, cifras, y dice que hay disponibilidad de camas, con ventiladores, incluso, y que habrá esta capacidad básica para rescatar de la gravedad a enfermos de Covid-19.
Las senadoras panista Alejandra Reynoso, Kenia López Rabadán, Xóchitl Gálvez Ruiz, Guadalupe Murguía, tienen tapabocas con la leyenda: “Pruebas”, que junto con el uso o no de tapabocas, forman parte de la discusión. El senador José Ramón Enríquez Herrera ha dejado el micrófono abierto y el audio suyo interfiere la exposición. Del Río llama a apagarlo.
Esas ventanillas digitales dejan ver a los legisladores en su confinamiento. Monreal está en su oficina de jefe, y por allí se ve pasar a un colaborador con unas cajitas de comida.
Las senadoras de Morena reaccionan a las leyendas de “Pruebas” escitas en tapabocas de sus colegas panistas. Martha Lucía Micher Camarena, muestra a su lado un mensaje: “López Gatell, orgullo mexicano”. Xóchitl Gálvez ha escrito: “Aplana la burla”.
Beatriz Paredes Rangel, atenta en todo momento, tiene atrás un gran librero de su biblioteca, y muchos libros en pilas. Es su taller de ideas.
“López-Gatell, no más mentiras; son letales”, es el mensaje que ostenta el senador Samuel García Sepúlveda, de Movimiento Ciudadano, en camisa de cuadros, estilo del Norte.
Miguel Ángel Mancera, del PRD, es un antagonista con discurso de terciopelo. Milita en el Bloque de Contención.
Sasil de León Villard, del PES, es breve; Geovanna Bolaños de la Torre, pregunta qué pasará si en la nueva normalidad hay relax social y si se puede regresar al confinamiento. Pregunta lo que todo mundo se pregunta: Cuál es una fecha próxima para volver a las actividades.
Manuel Velasco Coello, saluda, a los participantes y a todos les desea el bien, y le preocupa la alta tasa de letalidad, riesgo de nuevos brotes, porque la contención no es la solución, reconoce. Expone un paquete de propuestas de apoyo al personal médico, y un buen seguro de vida a pagar a la familia de los que han fallecido.
Sigue Dante Delgado Rannauro, el más experimentado de los participantes, con la crítica filosa envuelta en la diplomacia parlamentaria y política en la que se formó. Señala que lo que dice lo expone con respeto, y su exposición podría titularse: “había tiempo y se perdió”, tres meses desde que los chinos avisaron del coronavirus. Hoy “tenemos más defunciones”.
La voz potente de Del Río Virgen avisa que el coordinador del PRI, Miguel Ángel Osorio Chong, pidió que hablara su compañera y paisana hidalguense Nuvia Mayorga, quien pone el cascabel de la reunión: Faltan insumos en hospitales, donde 23% de contagiados son personal de salud. En Italia es 10%. Hay once mil contagiados médicos, enfermeras, paramédicos. Han muerto 149 médicos, y en Chile, uno. Voz suave de fondo duro.
Cuando habla el senador Miguel Ángel Navarro Quintero, por Morena, quien es presidente de la Comisión de Salud del Senado, López-Gatell sale de la selva parlamentaria que es el Senado, y escucha una voz amiga y solidaria: “Venimos apoyarlo y decirle que nos sentimos muy orgullosos”. Señala que el epidemiólogo tiene temple, como el Presidente, y le sugiere que no haga caso de los gobernadores que no entienden el pacto federal.
Cumplida la cita, después de dos meses, de emergencia sanitaria, no quedaron de volverse a ver.