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“Egreso pacientes Covid”, dice un letrero en color rojo en el Hospital Juárez de México, donde hasta el momento, ocho pacientes que contrajeron la enfermedad fueron dados de alta. Afuera, sobre la avenida Politécnico los esperaban sus familiares, luego de casi 10 días en los que sólo recibieron información por parte de médicos y enfermeras.
Se trata de seis hombres y dos mujeres, provenientes de la Ciudad de México y del Estado de México, quienes se sumaron a los 74 pacientes que hasta el pasado fin de semana también respondieron al tratamiento, a los medicamentos y a los cuidados de los especialistas del hospital y fueron dados de alta.
“Lo más difícil fue no poder ver a mi familia todos estos días que estuve hospitalizada. Eso fue lo que más me desesperaba”, afirmó Abigaíl Cortés, mientras abandonaba el área de hospitalización y era trasladada por el camillero por el pasillo de salida de los pacientes Covid-19.
“El éxito en la vida no se mide por lo que logras, sino por los obstáculos que superas”, se lee en uno de los pasillos por los que Abigaíl Cortés tiene que pasar para salir del hospital.
Al ver a su esposo no contuvo la alegría y emoción de ser una de las que van superando la enfermedad del coronavirus.
“Me atendieron bien. Durante los nueve días que estuve internada, los doctores y enfermeras me hicieron sentir bien, pero ya me había desesperado de estar aquí. Esto no es mentira, es en serio y es mejor tener cuidado”, agregó Abigaíl Cortés, quien tiene 36 años.
A su vez, Elizabeth Hernández estuvo hospitalizada un día más que Abigaíl; para ella, los 10 días de atención fueron un proceso muy pesado, “porque hay que echarle muchas ganas para que uno se recupere”.
La madre de familia de dos niños de tres y cuatro años reconoció que recibió una atención muy humana y agradeció a todo el personal médico porque estuvo al pendiente de ella mientras estuvo en cama.
“En realidad no sabes cómo va a reaccionar tu cuerpo a la enfermedad, y eso es muy pesado”, expuso Elizabeth Hernández.
El señor Pantaleón Gutiérrez Serrano, quien también estuvo internado durante 10 días, mencionó que los primeros tres o cuatro días fueron los más difíciles, porque se hacen muy largos para conocer si se tiene Covid-19, pero después ya no se sienten, porque se hace amistad con los demás enfermos.
“Gracias a Dios me recuperé con el tratamiento que me dieron los especialistas del Hospital Juárez de México”, señaló.
Con 67 años, trabaja en la Central de Abasto y reconoció que al principio se tomaba a broma la enfermedad, pero ahora todos siguen más cuidados, incluso algunos comercios empiezan a cerrar.
Mencionó que “en la Central de Abasto hay una inmensidad de gente, porque abastece de alimentos a todos los mercados de la Zona Metropolitana, y por eso hace 10 días, cuando trataron de cerrarla fue imposible, porque la mayoría de los que ahí trabajan tomaban a broma al Covid-19”.
Antes de que se fuera a su casa, pidió a toda la población que tenga mucho cuidado.
Solicitó “que lo tomen en serio, porque es cierto, aunque muchos no lo crean. Hoy mismo, en cuanto llegue a mi casa le voy a pedir a todos que usen el cubrebocas, incluso dentro de la casa, para evitar la enfermedad.
“Gracias a Dios porque las cosas salieron bien y ahora sólo espero que los que siguen ahí adentro se alivien pronto”, agregó.