La libertad de expresión es un ejercicio que debe hacerse a diario y la mejor manera de defender esta libertad es ejercerla, asegura Lázaro Ríos, exdirector editorial de Reforma.
Vía telefónica habla no sólo de libertad de expresión, sino de publicidad, amenazas y relación prensa-poder.
Responde a las acusaciones constantes del Presidente sobre Reforma y afirma que líderes populistas a menudo ubican a la prensa como un adversario útil.
Propiamente funda Reforma, una extensión de El Norte en la capital del país, y uno de los primeros obstáculos que enfrenta el diario es un tema con voceadores…
—Exactamente, fíjate que al cumplir el primer año de haber salido a la calle tuvimos ese boicot por parte de la Unión de Voceadores, que en aquel tiempo era claramente identificada como el brazo golpeador de la Secretaría de Gobernación. Había veces que por una nota que traíamos simplemente no se sacaba del periódico a distribuir. El 20 de noviembre de 1994, primer año de aniversario, con la velita en el pastel, deciden no circular Reforma. Mandan una circular a todos los voceadores, a los kioscos, diciendo que no lo van a circular, porque Reforma atentaba contra el ingreso de los voceadores, nada más que una gran excusa para frenar la circulación en la calle.
El hecho de no circular en las calles y que nos hayan puesto un manazo tremendo en la mesa provoca la decisión que se tomó, por la tarde de ese día teníamos que salir a circular nosotros con nuestra propia fuerza, tanto la fuerza de la redacción, de la circulación y los mismos editorialistas, como Germán Dehesa, salieron a vender los diarios.
¿Cuando ejercía como director de Reforma hubo otro tipo de amenazas, en tiempos de Peña Nieto?
—En tiempos de Peña Nieto entraron a mi casa en San Jerónimo. Sabían que había un punto ciego en la seguridad, coincide con que mi familia estaba fuera y cuando se supone que no debía haber nadie, la seguridad alcanza a visualizar a una persona con un celular en las habitaciones, esa persona se movía del cuarto y el reflejo de la pantalla del celular lo hacía verse en la oscuridad. Encontramos computadoras encendidas, cosas revueltas, etc. Te estoy hablando de algo que pasó hace cuatro o cinco años, y no era nada más que aquellas presiones que solían ejercer algunos gobiernos directamente a los periodistas.
¿Lo relaciona usted con su ejercicio periodístico?
—Yo creo que indiscutiblemente se debía a eso. Ahora que el presidente López Obrador se dice el más criticado, atacado, él piensa que la crítica es ataque, simplemente es la visión que tiene un periodista por un tema, y él lo considera un ataque.
Entonces, esto es un botón de muestra de que nuestro trabajo periodístico ha sido consistente a través del tiempo, porque en tiempos de Carlos Salinas mi esposa estuvo amenazada de muerte. A mi hijo de cuatro años, en aquel tiempo, lo detuvieron en un vehículo y amenazaron al chofer, que era chofer y jardinero, con pistola en mano, con un mensaje de que ya “le bajáramos” y te estoy hablando de algo de hace veintitantos años.
Había una consistencia en el trabajo periodístico en México. Ahora el Presidente se dice el más atacado de la historia, cuando nosotros hemos hecho nuestro trabajo a través del tiempo y no sólo Reforma, EL UNIVERSAL y otros, no es un monopolio de un solo medio, sino que se trata de periodistas profesionales haciendo su trabajo.
Parece que el Presidente trae la mira fija en Reforma. Registro tres veces en que lo ha llamado “pasquín inmundo”. ¿Qué opinión le merece y que lo diga desde la tribuna más importante del país, la mañanera?
—Indiscutiblemente se equivoca de nueva cuenta al calificar a Reforma y denostarlo, porque no es un pasquín, es algo público, consistente y pues no es inmundo porque tiene una circulación que deja claramente establecido que tiene preferencia en algunos auditorios. Creo que el Presidente, más que tener una animadversión, le es muy útil, como buen populista, tener una lista muy bien definida de enemigos útiles. En su momento, otros como Chávez, Maduro, Evo, Trump y Lula tomaron a la prensa como un enemigo útil, porque tienen la capacidad de estar interactuando con ellos y denostándolos, y creo que es lo que hace con Reforma.
Indiscutiblemente es injusto en su calificación, pero también es desproporcionado. No es lo mismo que lo diga cualquier persona en su libertad de expresión a que lo diga el Presidente de la República y adicionalmente instalado en el tribunal mediático en el que se ha convertido la mañanera.
Más allá de esta insistencia de bajarle el aire a los que él considera sus adversarios, en este caso a los periodistas y a Reforma, el Presidente se ha convertido en un excelente gerente de circulación y ventas para el diario.
¿Sabe si las ventas en Reforma han aumentado?
—No lo tengo claro. Lo que sí sé, es que genera más audiencia y le da más prestigio al periódico. El club de fans del presidente Andrés Manuel monta en risa y ya muchos leen Reforma, y los que leen Reforma se sienten todavía más cercanos, más representados por el periodismo independiente. No quiero minimizar el hecho de esa desproporción que hace el Presidente al calificar a Reforma, pero por otro lado hace un muy buen favor. No lo digo con sorna, son cosas que impactan al diario. Ese mal gusto del Presidente de estarlo machacando, de estarle picando las costillas, lo único que hace es fortalecer el deseo de ser independientes.
¿Qué opinión le merece que el gobierno haya cerrado la llave de la publicidad oficial?
—Aplaudo la decisión de bajar el presupuesto en publicidad, era una monstruosidad lo que otros gobiernos gastaron, como con Fox y Calderón. Peña gastó una monstruosidad, qué bueno que Andrés Manuel lo bajó a la mitad, qué malo que lo concentró ahora en La Jornada, Televisa y TV Azteca. Pero aplaudo que lo haya bajado a la mitad y ojalá lo pueda bajar más, para que los medios busquen la mayor cercanía y representación en sus audiencias y que entonces la publicidad y circulación conviertan al medio en una empresa que tenga la suficiente capacidad financiera para mantener su independencia.
¿En qué estado está la libertad de expresión en el país?
—La libertad de expresión y la de prensa es un ejercicio que tenemos que hacer todos los días, porque la mejor manera de defenderla es practicarla. Ustedes la practican, la practica Reforma, otros medios, personas a través de la red. Hay un nuevo jugador, Latinus que es un fenómeno de los últimos meses, donde ha crecido rápidamente de la nada. Sí hay libertad de expresión, pero también está bajo asedio.
El Presidente se encarga todos los días de tratar de bajar el aire a la libertad de expresión, y cuando hablo no sólo me refiero a nosotros, los periodistas, también para los ciudadanos. Tarde o temprano va bajando la disposición de la gente de usar su derecho.
Cuando le dice a Reforma que es un pasquín inmundo, recordemos la nota: tiene que ver con una defraudación en Macuspana, en donde el alcalde tiene que renunciar y el Cabildo completo, entre ellos la cuñada del Presidente, que por cierto era la consejera de Hacienda. En la nota nunca dice que ella fue, y el Presidente nunca habló de la nota. López Obrador nada más descalificó al mensajero.
¿En este caso qué le dice a los medios en general?
—Yo diría que sigan pensando en reflejar la realidad tal cual es, sin que el asedio a la libertad de expresión les baje el aire. No a la autocensura, sigan haciendo el trabajo que estamos haciendo hasta ahora, porque México necesita, como una nación grande que es, periodismo de alta calidad.