Bajo el argumento de que el horario de verano no ha influido en el crecimiento del país, no ahorra suficiente energía y afecta la salud de los mexicanos, la diputada perredista Olga Luz Espinosa propuso eliminar el decreto por el que se estableció dicho programa desde 1996.

De acuerdo con la iniciativa, con la instauración del llamado horario de verano se buscaba propiciar una importante disminución en la demanda de energía eléctrica, así como una reducción en el consumo de los combustibles, lo que contribuiría, a la vez, a bajar la emisión de contaminantes, pero no se ha logrado.

Basada en el estudio “Horario de Verano. Antecedentes y legis-lación comparada”, de la Cámara de Diputados, advierte que las desventajas de la aplicación del horario son afectaciones negativas a las actividades escolares, impacto adverso en la economía, incremento de la inseguridad pública por las mañanas y ahorro económico no percibido en la factura eléctrica de los usuarios.

Según el Informe de Gobierno correspondiente al último año del presidente Peña Nieto, “los ahorros en consumo de energía por la aplicación del Horario de Verano 2017 representan 885.70 GWh, los cuales serían suficientes para abastecer el consumo de 571 mil casas habitación durante todo un año, con un gasto promedio de 258 kilowatt hora al bimestre (kWh/bimestre)”; sin embargo, este ahorro no se ha reflejado en la disminución de las tarifas de energía en la población.

Sobre las afectaciones a la salud por el cambio de horario, sostiene que, acorde con la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las alteraciones afectan a individuos y grupos.

También se buscaba apoyar las actividades productivas del país, pero “esta aparente productividad no se ha reflejado en los costos de producción, los precios de bienes y servicios ni en el Producto Interno Bruto (PIB)”.

La iniciativa fue puesta a consideración de la Junta de Coordinación Política (Jucopo).

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