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Rosy Laura Castellanos Mariano, integrante del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y aspirante a presidir la institución, advierte que en el organismo autónomo se debe acabar con la “hegemonía masculina”.
En vísperas de que se dé a conocer quién será el próximo titular de la CNDH, recuerda que sólo una mujer —Mireille Roccatti— ha estado entre los presidentes de la institución, por lo que ha llegado el momento de que se brinde una nueva oportunidad a la población femenina.
Señala que en los últimos años ha avanzado la participación política de las mujeres y la CNDH podría colaborar en el fortalecimiento de la equidad de género.
¿Por qué quiere ser la titular?
—Es momento de que pase la hegemonía masculina por un lado y por otro la del derecho; las garantías humanas ya no son exclusivamente de esta rama de las Ciencias Sociales, ahora hay mucho trabajo interdisciplinario. También hay cosas que una debe asumir como mujer, feminista y pensadora crítica para intervenir la realidad.
¿Habría diferencias si una mujer dirige la CNDH?
—Creo que puede haber un equipo de hombres y mujeres, y diversidades que puedan contribuir a que haya una comisión con otro ímpetu. Lo que está pendiente es que haya este mensaje de paridad, las mujeres también podemos asumir este tipo de cargos.
Sólo 12 mujeres se postularon para dirigir la comisión
—Es por este sesgo de todas estas desigualdades e inequidades que se dan entre hombres y mujeres. Todos y todas podemos contribuir sólo si reconocemos que estas inequidades le han hecho mal a la humanidad, a las diversidades sexuales y a la naturaleza.
¿Cómo podría contribuir la CNDH en la participación política de las mujeres?
—La CNDH tiene que meterse hasta la ‘cocina’, es el máximo órgano de protección de los derechos humanos. Debe impulsar políticas públicas con perspectiva de género, tenemos que revisar los mecanismos de participación de las mujeres y definir cómo queremos la nueva etapa de la CNDH: transformadora, crítica y que intervenga en todo lo que pueda.
La violencia de género es prioridad para otros candidatos, ¿una mujer podría atender mejor la situación?
—Hay personas igualmente valiosas, lo que sí te puedo asegurar es que las mujeres nos hemos formado desde el feminismo para comprender los fenómenos desde una óptica distinta, una que nos lleva a situar culturalmente todo lo que sucede y reconfiguararlo. En algunos casos hemos gozado menos privilegios —deberían ser derechos humanos—, por lo que sabemos lo que se tendría qué hacer para que los privilegios sean de todos.
¿Cuál es su plan de trabajo?
—Son tres ejes centrales: el primero es igualdad social y las víctimas como prioridad; el segundo, políticas públicas con enfoque de derechos humanos y género, de la CNDH deben emanar las líneas de transformación del resto de las políticas, y en tercer lugar debemos transformar la cultura, eso no es fácil, no se transforma de un día a otro, pero igual tenemos que formular cómo hacer que las personas imaginen que es posible tener una mejor vida.
También ha hablado de las empresas y su responsabilidad con los derechos humanos
—Tenemos que convocar a las empresas para que le den una lectura crítica a su forma de trabajo, esto tiene qué ver con que, mientras haya mayor reconocimiento de derechos humanos, la productividad crece. Está comprobado que cuando hay salarios y horarios justos, el trabajador produce más.
¿Usted ha estado en el servicio público?
—He sido asesora en México y el extranjero, he asesorado en la forma de diseñar las políticas públicas en materia de derechos humanos y de género. En el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas estuve en la delegación Gustavo A. Madero, nos tocó elaborar todo lo que tenía qué ver con la cercanía ciudadana.
Hay candidatos con más experiencia en el servicio público, ¿tiene confianza en poder ganar?
—Para eso me he formado, sé cómo se debe reorganizar una política pública y una oficina, sé cómo cuidar el recurso y cómo ejercerlo. Si yo asumo el reto de presentar una candidatura es porque tengo la capacidad, porque no me da temor, más bien le da temor a los demás porque tengo una forma diferente de ver la vida y la administración pública.
¿Por qué deberían elegirla en el cargo?
—He trabajado en zonas de guerra y pude resolver conflictos, pueden tener la confianza de que voy a tener una mirada crítica y eso significa que voy a tener diferentes miradas.