El esfuerzo de Carmen, Bani y Gonzalo ha llegado hasta las puertas del Palacio de Buckingham, en Reino Unido, en las ofrendas para honrar a la reina Isabel II, además de múltiples conciertos como los de Lady Gaga, Rosalía, Coldplay, The Strokes, The Killers y Rammstein, entre otros.
Sus manos son algunas de los 450 pares que trabajan en CINIA y elaboran de manera artesanal 9 mil peluches a la semana del ya famoso y viral Dr. Simi.
Carmen Méndez, de 59 años, tiene discapacidad motriz y su tarea es hacer los pares de piernitas del muñeco, para posteriormente pegar el cuerpo del personaje regordete; sin embargo, no siempre se desempeña en las mismas actividades.
“A mí me gusta mucho el Dr. Simi porque es algo a lo que ya le entiendo los procesos. Me toca hacer de todo un poco, a veces pego cuello, otras cabezas, armo el cuerpo o las manitas. Me da gusto [que se haya viralizado] porque gracias a eso va a haber más trabajo para mí y mis compañeros”.
Para la elaboración de los peluches basados en el actor Joaquín Pardavé, Bani, joven de 32 años con síndrome de Down, es una de las encargadas de coser la vestimenta del peluche.
“Me gusta coser. Me gusta hacer los muñecos porque bailan”. Bani se dice feliz de trabajar, convivir con sus compañeros y está deseosa de ir a un evento donde un peluche sea aventado a alguna celebridad. “Voy a ir un día a los conciertos”, dice.
Su día comienza a las ocho de la mañana y termina a las cinco de la tarde, como el de Gonzalo Jerónimo, de 33 años, quien está próximo a cumplir 12 años trabajando en la empresa. Él tiene discapacidad visual, y por ahora, se encarga de planchar de 450 a 500 pantalones que fabrican por pedido, pero le ha tocado doblar las bolsas ecológicas que hacen y coser la nariz del personaje.
La viralización del Dr. Simi se ha vuelto una motivación para los trabajadores. “Es una emoción, una motivación para la gente que puede superar sus etapas. Tener una discapacidad sí es una limitante, pero no porque la tengamos nos estanquemos en un sitio. Lo correcto es tener fe y la fuerza para echarle ganas y salir adelante sea como sea”, dice Gonzalo.
Antonio Sánchez, gerente textil de CINIA, cuenta que a todos los tomó por sorpresa: de una producción de 2 mil peluches semanales, han tenido que incrementarla 450% y el objetivo es llegar a 15 mil.
“Aproximadamente tiene 34 versiones de diferentes profesiones, desde al astronauta hasta el Santa Claus que ya se viene la programación de la producción. Con la cantante Aurora en el Corona Capital fue la primera vez que se hizo esto, que para nosotros fue algo fortuito, meramente accidental, si lo quieren ver así.
“La gente está feliz, contenta, sienten orgullo por elaborar aquí algo que ahora todo el mundo conoce. La difusión para ellos es un motivo de orgullo”, añade.
La edad del personal que labora en CINIA es abierta, y por ahora tienen trabajadores a partir de los 18 y hasta los 72 años, quienes se desenvuelven en dos o tres actividades. La selección del área en la que se desempeñan las personas con discapacidad está a cargo de Recursos Humanos, Desarrollo Humano y Capacitación, que de acuerdo con sus habilidades, los canalizan para potenciarlas en cada departamento.
En el lugar no sólo se hacen los peluches, también se fabrican uniformes industriales, pantalones, batas, filipinas y productos de mercadotecnia que se exportan a Estados Unidos y Noruega.
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