La actual administración de la Central Nuclear de Laguna Verde (CNLV) ha fracasado en el mejoramiento de sus resultados operativos, según consta en documentos obtenidos por EL UNIVERSAL .
Los tres informes consultados dan cuenta de incumplimiento de metas de indicadores estratégicos de la planta, propiedad de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la única de su tipo en el país.
Las tasas de accidentes de seguridad industrial y de ocurrencia de sucesos por desempeño humano, así como el plan de sustitución de cargos directivos inciden en el paso lento hacia el objetivo mencionado. Dicho proyecto estipula que debe haber al menos dos personas capacitadas y entrenadas para ocupar esos puestos en cualquier momento.
La generadora, que aporta 4% de la capacidad instalada eléctrica nacional y 2% de la generación, cojea también en costos productivos, pues el objetivo: “Optimizar el costo unitario de megavatio/hora para mantener competitividad en el mercado eléctrico mayorista (MEM)”, también nada en el tono bermellón, según el RC 112706.
En ello inciden el factor de capacidad, teñido de amarillo, y el índice de desempeño de equipos, pintado de rojo —una de las aristas que más le duelen a la Central Nuclear de Laguna Verde.
Para Paul Sánchez, socio de la consultora Perceptia21 Energía, la opacidad obstaculiza el conocimiento de las condiciones operativas reales de la Central Nuclear de Laguna Verde.
“Es una caja negra dentro de una caja negra. De por sí, la CFE es muy opaca y Laguna Verde es de lo más opaco de la empresa. Nadie conoce los costos reales de la planta. De vez en cuando la CFE saca un dato, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) lo mezcla con los costos de las carboeléctricas. No sabemos operativamente en qué estado está. Eso hace difícil plantearnos las áreas de solución y eficiencia”, señala en entrevista con EL UNIVERSAL.
Ilusiones
La CFE asumió alcanzar en 2021 “un desempeño de excelencia” y situarse en el mejor cuartil de las plantas evaluadas por la Asociación Mundial de Operadores Nucleares (WANO, por sus siglas en inglés) que, a partir de los resultados expuestos, aún distan de ser logrado.
A octubre último, el costo unitario por Mw/h de las carboeléctricas y de Laguna Verde totalizó mil 856 pesos, más barata que las plantas de ciclo combinado —que usan gas y vapor—, termoeléctrica convencional, combustión interna y turbogás, pero más caro que las hidroeléctricas y renovables, según estadísticas de la Comisión Reguladora de Energía.
En octubre último, EL UNIVERSAL reveló deficiencias en el almacenamiento de desechos radiactivos en la planta, violatorios del Plan de Gestión de Desechos Radiactivos y Combustible Nuclear 2017-2023, la ley reglamentaria del artículo 27 constitucional, el Reglamento General de Seguridad Radiológica, los requerimientos de la licencia de operación y el Plan de Garantía de la Calidad.
A partir de datos del Centro Nacional de Control de la Energía, el Observatorio de la Transición Energética en México indica las fluctuaciones de la instalación y expone sus caídas productivas a lo largo del año por paros programados y forzados. Por ejemplo, entre el 20 de enero y el 1 de febrero pasados Laguna Verde no generó un vatio, y en mayo, junio, julio y octubre funcionó a mitad de su capacidad.
En 2020, la generación nu-cleoeléctrica totalizó 10 mil 844 gigavatios, mientras que al 22 de noviembre de 2021 sumó 9 mil 452, por lo cual es muy probable que mantenga los mismos niveles del año previo, según la información del observatorio.
El Reporte de Evaluación de Desempeño 2020 de ambas unidades, elaborado por la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias y obtenido por transparencia, indica los tropezones operativos de la central.
El 15 de septiembre la extensión del periodo de recarga de uranio causó una merma de 295,596 Mw/h. Luego, el 11 de noviembre, un paro por incumplimiento de especificaciones técnicas de operación desembocó en la pérdida de 7325.5 Mw/h.
La U2 registró un panorama más complicado, con tres caídas de potencia no planeadas. El 9 de enero el personal tuvo que recurrir a un apagado de emergencia (scram) —la entrada en operación de las barras de control, el freno del reactor—, que le costó 67 mil 972 Mw/h. Esa situación se repitió el 6 de noviembre, con una contracción de 74 mil 896.87 Mw/h. El estándar de WANO es un scram por año.
Además, el 4 de abril reportó una disminución de potencia por falla en una válvula del sistema de drenaje de calentadores por 1911.41 Mw/h.
En julio último, la CFE clasificó de “confidencial por secreto industrial” la información sobre las pérdidas de potencia de Laguna Verde ante una solicitud de información, lo cual imposibilita conocer la fluidez de la generación nuclear de la estación.
La CFE calcula en un millón de dólares las pérdidas por día de paro en Laguna Verde.
3 MIL MILLONES DE PESOS es la reducción de recursos para 2022 en comparación con 2021.
La CNLV, a la cual la Secretaría de Energía (SE) le extendió la licencia de operación en julio de 2020, durante la pandemia, por otros 30 años, figura entre las peor evaluadas por WANO, por la cantidad de paros no programados, niveles de eficiencia, pérdidas forzadas de energía y la exposición de trabajadores a radiación.
Sánchez cuestiona la falta de presupuesto para ejecutar mantenimiento preventivo y correctivo, que impide el cambio de equipos: “Hay una realidad, Laguna Verde está vieja. Si no se moderniza ni automatizan procesos, en el largo plazo no vamos a ver una solución.
Al no haber mejoras correctivas y preventivas, envejece más la planta. Caemos en una espiral negativa que ahonda las degradaciones. Deberíamos también tener claridad sobre los semáforos, saber cuándo va a salir por paros programados o forzados”, señala.