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La Iglesia católica consideró que la xenofobia es el principal enemigo a vencer entre México y Estados Unidos, y que ambas naciones se encuentran en una batalla contra el tiempo, pues la cultura del odio es alimentada a “pasos acelerados”.
La bandera del odio ondea con fuerza es el título del editorial publicado en el semanario religioso Desde la Fe, en el que se advirtió que la exigencia al presidente estadounidense, Donald Trump, y al Congreso norteamericano de legislar a favor de un mayor control en la adquisición de armas por parte de los ciudadanos no es suficiente para evitar actos lamentables como los tiroteos ocurridos la semana pasada.
“Los tiroteos del pasado fin de semana, que cobraron la vida de al menos 29 personas y dejaron medio centenar de heridos, ponen en la mesa la legislación contra la venta de armas, pero el problema es mayor”.
La arquidiócesis que encabeza el cardenal Carlos Aguiar Retes mencionó que a pesar de que se ha hablado de la necesidad de restringir la venta de armas a civiles, verificando que el interesado no tenga antecedentes de violencia o con la obligación de contratar un seguro de daños a terceros antes de que la autoridad permita la posesión para que el arma circule libremente, la problemática tiene un trasfondo cultural.
“Lo que la sociedad norteamericana no [entiende] es que no son sólo las armas las causantes de [estos crímenes], sino que hay un trasfondo más complicado que hunde sus raíces en la falta de valores”.
Ante esta situación, el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), el cardenal Daniel DiNardo, pidió a la sociedad norteamericana no tragarse la mentira de que los tiroteos son una excepción aislada, sino una epidemia contra la vida.
Como una medida preventiva, la Iglesia en Estados Unidos ha iniciado una campaña pastoral para abordar las formas en que, como institución, pueda ayudar a combatir la “enfermedad social que ha infectado a la nación”.
Además, invitó a los católicos a aumentar la oración y el “sacrificio” para poner fin a estos tiroteos, “pero, sobre todo, a expresar sus voces por los cambios necesarios en la cultura nacional para que la bandera del odio xenofóbico deje de cobrar fuerza y construyamos una cultura de auténtica humanidad”.