Las tripulaciones que van y vienen de China a México para traer insumos médicos han vivido en el aire experiencias como transportar las reliquias del papa Juan Pablo II, el ataque terrorista a las Torres Gemelas o huracanes.
Pese a eso, sus integrantes afirman que la pandemia por el Covid-19 ha sido lo más impactante que les ha tocado vivir.
EL UNIVERSAL realizó un recorrido en uno de los Boeing 787 utilizados para traer las 119 toneladas de material del puente aéreo comercial México-China.
El avión regularmente transportaba a más de 200 pasajeros en vuelos internacionales, pero ahora los asientos son ocupados por cajas perfectamente embaladas y fijadas para que el material llegue sin un solo rasguño a su destino.
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La travesía de estos aviones la realizan dos ingenieros mecánicos y seis pilotos, además de un mínimo de cuatro sobrecargos.
Dos de los pilotos operan la aeronave desde México hasta Narita, Japón, donde pueden permanecer hasta dos días para recuperarse físicamente, pues el vuelo dura poco más de 14 horas. Mientras, otros dos pilotos toman el control desde Narita para llevar el avión a Shanghái, China, en un vuelo de tres horas.
Al llegar a China ningún tripulante puede salir del avión, deben esperar a que personal de migración ingrese para verificar la documentación y su temperatura.
Mientras tanto, la nave es cargada y los ingenieros deben verificar que la mercancía vaya perfectamente estibada para evitar accidentes.
Luego de cargar el avión con todos los insumos, los dos pilotos restantes del equipo realizan el vuelo de regreso directo a México.
“Debemos hacer distribución de labores para no llegar con una fatiga extrema y poner en riesgo la operación”, explica el capitán de vuelo Leonardo Vázquez.
Experiencias históricas
Vázquez tiene 26 años de carrera. Ha visto ciudades devastadas por huracanes y ha traído las reliquias del papa Juan Pablo II a México en 2014.
Afirma sentirse orgulloso de formar parte de esta operación porque sabe que lo que sirve para ayudar a quienes están enfermos.
“La vida de una persona depende de que hagamos las cosas bien, vivimos bajo esa premisa (...) Estamos apoyando de alguna manera para que la gente esté bien y eso para mí es muy satisfactorio”, dice.
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Con la pandemia, la tripulación tiene órdenes de portar cubrebocas en todo momento. Pese a todas las medidas de seguridad que toma, al llegar a México el capitán Vázquez se aísla para no exponer a su familia. “No me da miedo el contagio, si fuera así no iría a estos vuelos”, precisa.
Sobrecargos
Blanca Reyes y Alfonso Morales son dos de los sobrecargos que trabajaron en el primer vuelo a Shanghái, donde viajó la subsecretaria de Relaciones Exteriores, Martha Delgado, así como su comitiva.
Recuerdan que cuando llegaron a China y vieron a los funcionarios de ese país abordar con los trajes blancos perfectamente protegidos y aislados del exterior se sintieron impactados.
“Subieron con unos trajes de seguridad que sólo había visto en las películas (...) Nos trataron con mucho respeto y agradecimiento a lo que estamos haciendo como hermanos del mundo”.
En 29 años de carrera como sobrecargo, Blanca ha vivido etapas históricas, como la influenza del A(H1N1) y el ataque terrorista a las Torres Gemelas, que provocó que el vuelo en el que trabajaba hiciera escala en Canadá.
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“Es un trabajo que amo, extraño ver a la pareja de enamorados, ver al niño regañado, al ejecutivo trabajando, extraño mucho mis vuelos normales.
“Traíamos toneladas de carga en los asientos de pasajeros, perfectamente asegurados y vigilados por los ingenieros”, dice.
El ejecutivo de sobrecargos Alfonso Morales está a punto de cumplir 37 años en el aire. En el primer vuelo para traer insumos formó parte del equipo que se quedó a hacer escala en Japón.
“Me tocó el temblor del 85, la influenza, pero nunca algo tan fuerte como ahora (…) ver los aviones parados, vacíos, eso es muy triste, jamás me había tocado caminar solo en el aeropuerto, siempre había gente”, agrega.