De cara al arranque de la Jornada de Oración por la Paz que iniciará este domingo en el país, integrantes de la Compañía de Jesús, del y de distintas arquidiócesis llamaron a no resignarse ante los asesinatos y desapariciones que ocurren diariamente en nuestro país y a trabajar juntos por la paz, porque ésta “no la puede resolver un hombre o sólo el gobierno”.

Consultados por EL UNIVERSAL, los integrantes de distintas congregaciones señalaron que para solucionar el tema de la violencia se necesita la participación de todos los actores y es más bien una sensibilización a dialogar para construir juntos la paz.

Sólo a través de la unidad y del diálogo se podrá construir la paz, dice Jorge Atilano González Candia, asistente del Sector Social del Gobierno de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, quien afirma que la violencia es un fenómeno tan complejo que no la podrá resolver un sólo actor: “Para solucionar el tema de la violencia, se necesita la participación de todos los actores y es más bien una sensibilización a dialogar para construir juntos la paz.

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“Como jesuitas hemos estado estudiando el fenómeno de la violencia desde hace muchos años y lo que hemos visto es que, además de compleja, la violencia es multicausal y también tiene raíces culturales”, cuenta.

El sacerdote jesuita dice que en estos momentos se necesita emprender todo un trabajo en las familias, en las escuelas, en las corporaciones policíacas y en las instituciones gubernamentales para reconstruir la paz. “Porque esto no lo puede resolver un sólo hombre o sólo el gobierno”.

Para el padre Mario Ángel Flores Ramos, exrector de la Universidad Pontificia de México y actual director del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la estrategia del gobierno —“abrazos, no balazos”— ha resultado fallida porque ésta considera que no es grave la violencia que enfrenta el país: “La estrategia para los jóvenes no es entregarles dinero, es mejorar la educación... las oportunidades de trabajo.

“Es decir, el dinero no resuelve las cosas. Esta política social de los subsidios económicos para los jóvenes es un error. Todos sabemos que los muchachos con dinero en la mano en lo último que piensan es en educarse o en trabajar”, dice.

Flores Ramos comenta que con la Jornada de Oración por la Paz se espera hacer consciente a toda la comunidad católica del mensaje que los obispos expresaron, donde hubo una clara denuncia sobre la situación que se está viviendo en el país, “no sólo a partir de la muerte de los dos sacerdotes jesuitas y el guía de turistas, sino por todo lo que se está viviendo con la violencia del crimen organizado y la consiguiente impunidad”.

En tanto, el vicerrector de la Catedral Metropolitana, José de Jesús Aguilar, señala que cuando no existe una estrategia adecuada para enfrentar una enfermedad, cuando se utilizan medicamentos inadecuados, no convenientes, la enfermedad crece y se puede volver mortal.

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“Lo mismo sucede haciendo una comparación con los esquemas, con los métodos que se estén utilizando para erradicar el problema de la inseguridad. Si no son los adecuados, evidentemente el problema se hace más grave, aumenta”, dice.

Al hablar sobre la Jornada de Oración por la Paz, expresa que la oración bien entendida invita a la reflexión, a trabajar en equipo y nos enseña a buscar los mejores caminos para encontrar soluciones: “La oración también puede tocar el corazón de las personas que lamentablemente han caído en el narcotráfico, en la criminalidad, pero también puede hacer que los gobernantes tengan una mejor respuesta”.

A su vez, los obispos de Tamaulipas desde sus respectivas Diócesis invitaron a la población a unirse a la Jornada de Oración por la Paz.

El obispo de la Diócesis de Tampico, José Armando Álvarez Cano, anunció que la intención de las eucaristías del próximo 10 de julio será “para todas las personas asesinadas en el país: periodistas, militares, campesinos, catequistas, sacerdotes, vida consagrada y personas inocentes de nuestra sociedad”.

En la Diócesis de Ciudad Victoria, el obispo Óscar Efraín Tamez Villarreal, afirmó que, “nuestra iglesia local se une, manifestando la comunión con todos los hermanos que sufren (...) por la violencia”.

Agregó que en cada hora santa del mes de julio orarán por las personas que han desaparecido o sufrido una muerte violenta, sean homicidios dolosos, feminicidios, activistas sociales o cualquier otra persona en situación de exclusión o vulnerabilidad.

El obispo de la Diócesis de Matamoros, Eugenio Lira Rugarcía, pidió: “No nos resignemos ante la violencia, los asesinatos y desapariciones que diariamente se cometen; unámonos para pedir a Dios el don de la paz”.

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