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Jessica Castillo Zepeda
es una joven con 31 años de edad que, tras quedar desempleada durante la pandemia del Covid-19 , decidió convertirse en emprendedora vendiendo ropa a través de diferentes redes sociales y ayudar a las personas en situación de calle.
A bordo de una camioneta jeep color negra, Jessica y sus amigos Rodrigo, Paulina y Miguel identifican a los grupos vulnerables en la Ciudad de México que recibirán comida, ropa o cobijas que fueron previamente recolectadas.
Alrededor de las 19:00 horas, el grupo sale en busca de personas que se encuentran en situación de calle.
El cargamento que los acompaña son pantalones, playeras, suéteres y cobijas que recolectaron durante los últimos meses. Además de tortas de jamón y café de olla que ellos mismos prepararon antes de salir de casa para repartir a las personas en situación de calle.
“Yo creo que la pandemia nos tuvo que haber tocado a todos un poco el corazón para querer ayudar a los demás, no todos tenemos las mismas oportunidades”, dijo Jessica Castillo Zepeda, quien se prometió a sí misma que si “le iba bien” destinaría un porcentaje de sus ganancias económicas para ayudar a otras personas.
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Según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), los jóvenes entre 20 y 29 años de edad resultaron ser los más afectados durante la pandemia con una pérdida de 344 mil 742 puestos de trabajo.
“Yo creo que todos nos vimos en algún momento, durante la pandemia, en crisis. A mí me pasó. Desde hace tres años, trabajaba en un bazar vendiendo ropa. Antes estaba con otras tres personas en ese lugar, pero por la pandemia, cerramos y nos tuvimos que separar, me quedé sin empleo y tuve que buscar la manera de generar recursos económicos para sostener a mis tres hijos”, contó la joven a en entrevista con EL UNIVERSAL .
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Según los Resultados de la encuesta ENCOVID-19, elaborada por la Universidad Iberoamericana con apoyo de UNICEF México, el 37.7% de los hogares mexicanos reportaron que uno o más de sus integrantes perdieron su empleo. Además, una de cada tres familias en México tuvo una reducción del 50% o más en sus ingresos.
“Cuando me di cuenta que tenía que buscar otra forma de trabajar, invertí mis ahorros, compré mercancía y con todo el miedo del mundo, me prometí que si lograba vender algo, no sólo iba a seguir sacando adelante a mi familia sino que ayudaría a otras personas”, narró Jessica Castillo mientras guardaba tortas de jamón en bolsas de papel sobre la que escribe con un marcador negro: Calor Humano.
Calor Humano es el nombre con el que Jessica Castillo bautizó esta iniciativa con la que planea seguir ayudando, no sólo a personas en situación de calle, sino a otros grupos sociales en estado de vulnerabilidad.
“Empecé este proyecto en septiembre. Otros amigos que también perdieron sus empleos, y comenzaron a vender cosas para sobrevivir, se unieron a la causa y me donaron ropa y dinero para hacer la comida que les repartimos a las personas en situación de calle en esta temporada de frío”, agregó.
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“La idea es seguir apartando un porcentaje del total de nuestras ganancias económicas para apoyar a otras personas que lo necesiten, como niños con cáncer. También queremos donar juguetes el próximo 6 de enero a los niños que no reciben regalos, ayudar a los animales de la calle y muchas otras ideas, porque ayudar a las personas te hace querer seguir adelante”, finalizó la joven.
lsm