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“Nostalgia” es lo que representa el disco de vinilo en la actualidad para diversas personas. Más que un simple medio de almacenamiento de sonido analógico, es un potenciador de la memoria que, a través de los sentidos, materializa el recuerdo de una edad dorada en la cultura musical.
El proceso de búsqueda, selección, hallazgo, tenerlo entre las manos. Ir a casa, encender el equipo en el que se reproducirá y, finalmente, dejar que la aguja ‘pinche’ el disco. Todo esto hace que el producto artístico se vuelva un ritual.
Con la llegada de nuevos formatos —en su momento el CD, y ahora con el apogeo de las plataformas digitales—, al disco de vinilo se le vaticinó una muerte inminente; pero, pese a todo pronóstico, hoy éste goza de una gran vitalidad, y está más vigente que nunca.
“El vinil tuvo su revival hace cinco años. Ahorita las ventas de éstos han desplazado a las de CD; se están vendiendo más a nivel mundial”, asegura Israel, dueño de la tienda Animal Records, quien a lo largo de 15 años ha forjado una gran colección de cerca de 7 mil discos de este tipo.
De acuerdo con la Recording Industry Association of America, en 2022, y por primera vez en 35 años, las ventas de vinilos fueron de 41 millones, superando las 33 millones del disco compacto.
De 300 a 3 mil pesos, es en un rango promedio lo que puede costar un solo disco de este tipo en tiendas de México, aunque en géneros de música “no comercial” y, dependiendo de factores como el tiraje de cada edición, se puede disparar su valor a cifras de incluso 30 mil pesos.
Único por sus cualidades estéticas, para varios coleccionistas es de mucha importancia lo visual del disco; el arte, como portadas y diseños, permite acercarse a la mirada que el o la artista quiso proyectar.
“[Los coleccionistas] somos fetichistas. Es el fetichismo hacia un objeto que representa la música, una parte de lo que el artista le imprimió a lo que nos gusta, pero eso no tiene nada que ver con el valor del arte, musicalmente hablando”, comenta Cannibal Queen, coleccionista y selectora de vinilos.
Audiófilos y melómanos coinciden en que, si bien la calidad de audio de este formato no es la mejor, éste guarda algo que otros no.
“Desgraciadamente con los CD, la música, como es digital, está fría, no tiene esa calidez. El vinil no tiene la mejor calidad de audio, pero es muy cálido”, dice Antonio Camarillo, coleccionista de vinilos desde hace más de 35 años, dueño del bar El Black y la Mezcalli.
Dentro de la escena alternativa que se vive en la Ciudad de México, hay una figura icónica, la de Gabriel Carrión Pérez, mejor conocido como Escorpio 69. Un DJ de formato vinil y performer, de 53 años.
A raíz de la pandemia, Escorpio 69 se dedicó a hacer cápsulas musicales, influido por su hija Sofía, La Chopa, pues opina que “la música es para compartirla, disfrutarla, escucharla y repartirla auditivamente”. Pero también es sanadora: “Tuve cáncer y ella fue la que me levantó”.
Así nacieron las secciones de Originales vs covers, La rola del día, Discos raros, Artistas mexicanos en formato vinil y, la favorita de sus miles de seguidores, Los jueves darks. Su éxito ha convertido a Escorpio 69 en un referente dentro de la industria musical nacional.
Nostalgia, cultura, recreación, amistades, comunidades y perspectivas, es parte de lo que ofrece la permanencia y revitalización continua de este recipiente de memorias que, sin duda, vino para quedarse.
“Porque la música, finalmente, es el alimento del alma, y el que no vive la música está abandonado completamente”, sentencia Francisco Marín, vendedor de discos desde hace 40 años en el emblemático Tianguis Cultural del Chopo, lugar por excelencia de la contracultura mexicana.