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A mediados de agosto de 1935, hace más de 70 años, este diario daba cuenta de un concurso más de mecanografía y taquigrafía que tuvo como escenario el Palacio de Bellas Artes en el centro de la capital.
La nota del concurso, que entonces eran muy comunes, decía: “Todo negocio de cierta importancia requiere los servicios de mecanógrafas. Y, sobre todo, de mecanógrafas responsables, a las que se pueda confiar la pronta y fiel comunicación escrita con las instituciones o personas que constituyen la clientela que sostiene la empresa o compañía”.
La clave de este tipo de eventos era la mecanógrafa, a quien el texto definía como el “eslabón de suma importancia en toda institución mercantil o empresa industrial”. Y por eso el deber de preparar al personal que estaría a cargo de esa misión.
Entonces se hablaba de que sería un concurso permanente para fomentar la participación de las alumnas de estas áreas. En los años treinta los eventos eran interescolares entre estudiantes y también entre quienes cursaban talleres de mecanografía o taquimecanografía.
Se trataba del certamen de taquigrafía y mecanografía convocado por el entonces Departamento de Enseñanza Técnica. Las participantes eran alumnas de la Escuela Miguel Lerdo, la Superior de Comercio y Administración, la Escuela Gabriela Mistral y la Academia número cuatro.
En la convocatoria para participar se leía que el concurso lo organizaba la Secretaría de Educación, junto con la compañía Remington
Rand Internacional.
En esta ocasión, el jefe del Departamento, ingeniero Ernesto Flores Baca, fue el encargado de presidir el evento en el Palacio de Bellas
Artes, donde el primer premio lo ganó Julio Olavarría, el segundo, Estela Walliser, mientras que el diploma de honor fue para Dolores Pineda. Los tres cursaban el segundo año en sus planteles.
En cuanto a los ganadores del tercer año, la nota refiere que el primer premio lo obtuvo Guadalupe Cuadra, el segundo puesto lo ocupó Socorro Fernández y el diploma lo recibió Carmen Coria.
Por otro lado, las alumnas de los primeros lugares en los parciales de las pruebas de taquigrafía fueron María Oswella, Socorro Fernández y Rosa Valdez; en mecanografía fue para Estela Walliser.
Otra de estas competencias a las que este diario daba seguimiento, de agosto de 1949, se anunciaba que los ganadores recibirían máquinas de escribir portátiles y medallas de oro.