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Por: Leticia Edith Lagunas García
Te despiertas con un malestar, acudes a una consulta médica (pública o privada) donde se te hace un interrogatorio y un chequeo, te otorgan una receta, consumes el medicamento y esperas la mejoría. Sin embargo, la recuperación en esta situación ¿es “salud”? ó ¿simplemente un proceso en la atención curativa?
La base de nuestro sistema nacional de salud continúa teniendo una perspectiva Biomédica, es decir, una perspectiva de salud curativa, viendo a la salud como ausencia de enfermedad y limita su causalidad a una cuestión enteramente del cuerpo, a lo que el médico puede reconocer, demostrar y clasificar en su valoración, y no a otras circunstancias que puedan estar relacionadas.
Este modelo también ha servido como base conceptual de la medicina científica moderna, donde el cuerpo humano es fragmentado y analizado desde el punto de vista de sus partes, y la función de la práctica médica es intervenir física o químicamente para corregir el mal funcionamiento de un mecanismo biológico específico.
Sin embargo, el concepto de salud ha cambiado significativamente a lo largo del tiempo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud "como un estado de completo bienestar físico, mental y social y no sólo como la ausencia de afecciones o enfermedades", lo que invita a reflexionar que la salud es un proceso de enfoque integral, no fragmentado y que trasciende el concepto del cuidado biológico individual. Entonces el enfoque biomédico queda corto y nos cuestiona el desarrollo de otros modelos en salud como el comunitario que nos introduce en la relación que los individuos tenemos entre sí y con nuestro entorno en la condición de integrantes de un lugar geográfico determinado (comunidad) capaces de actuar con autonomía, tomar decisiones, acceder a servicios de salud y ejercer el derecho a participar si es que se brindan las herramientas necesarias para hacerlo.
Elaborar una respuesta adecuada en salud es el reto actual, mediante políticas públicas y estrategias que atiendan no sólo las necesidades específicas de las personas sino también de sus entornos, debido a que no podemos dejar de lado que en México y América Latina estamos viviendo un proceso de transición demográfica y epidemiológica desde las últimas décadas, derivado del aumento de la esperanza de vida de las personas siendo en el 2019 de 75.1 años en promedio en México con estimaciones para 2030 que se alcance los 76.7 años de vida, mientras observamos que a medida que la población joven va creciendo, también la población adulta y adulta mayor se incrementa, pero ¿cómo estamos envejeciendo o en qué condiciones llegamos al envejecimiento?
Las enfermedades crónicas y los problemas de salud mental están en aumento, mientras que las enfermedades infecciosas persisten, la Encuesta Nacional sobre Salud y Envejecimiento en México (ENASEM) en 2021, refiere que las enfermedades que más afectaron a la población de 53 años y más fueron, hipertensión arterial (43.3 %), diabetes (25.6 %) y artritis (10.7 %), mientras que resultados del Estudio de Carga de la Enfermedad en Personas Adultas Mayores realizado por los institutos nacionales de Geriatría (INGER) y de Salud Pública (INSP) demostraron que las mexicanas pierden 11 años de vida saludable y los mexicanos pierden 8.5 años por enfermedades crónicas, que reflejan los daños por vivir enfermo y discapacitado con diferentes niveles de gravedad, por una o varias enfermedades a la vez.
Es decir, contamos con diferentes desafíos en salud, la mayoría de las personas viven algún periodo de enfermedad y/o discapacidad hacia el final de sus vidas, los servicios asistenciales del enfoque biomédico no han crecido con la misma velocidad que las poblaciones, además se especializaron cada vez más, fragmentando la salud y concentrándose en áreas urbanas, dificultando el acceso a los servicios de salud de los grupos más vulnerables.
Reconociendo que las intervenciones biomédicas no son suficientes para abordar estos desafíos en salud, la propuesta se centra en la dinámica cambiante de las comunidades y en cómo los enfoques de la salud comunitaria podrían satisfacer sus necesidades. El enfoque de educación para la salud en el ámbito comunitario ya no se limita a la atención de la enfermedad o al acceso a los servicios de salud, requiere un enfoque donde el cuidado de la persona no recae únicamente en el profesional de la salud, sino en un equipo interdisciplinario que promueva una visión integral y tenga la capacidad de moverse más allá del centro de salud para comprender el entorno de la persona y las familias, enriqueciendo así las intervenciones en salud. La composición de un equipo de salud debe adaptarse a las características específicas de la comunidad atendida, por lo tanto, en el enfoque comunitario no hay un modelo universal válido para todos los lugares y contextos sociales, ya que se interactúa con otros que tienen conocimientos previos, formas de pensar y maneras de actuar socialmente determinadas.
El enfoque de individuos y familias empoderadas en la salud comunitaria busca fomentar la participación de la comunidad como agentes de cambio, con el propósito de asumir la responsabilidad y cuidar de su propia salud. Se centra en la exposición a factores de riesgo o protectores a lo largo de la vida, y tiene como objetivo ver a la población como sujetos (tanto individuos como colectivos) que promueven su bienestar en su vida diaria, tomando decisiones informadas que les permitan tener una vida saludable y plena.
Desde esta línea fue que se creó en Centro IBERO Meneses el área de Salud y Bienestar que tiene por objetivo brindar atención primaria y multidisciplinaria de nutrición, psicología y medicina, mediante programas comunitarios, que posibiliten a las personas alcanzar una mayor salud individual, colectiva y con su medio ambiente de acuerdo con las necesidades de salud de la población de Santa Fe y del poniente de la Ciudad de México.
Un cambio al enfoque en salud comunitaria aún es lejano para el sistema de salud en México, e implicaría de una amplia estrategia para el arraigo sociocultural del personal de salud, sin embargo, algunas organizaciones están integrado este enfoque a sus ofertas en salud, por otra parte a nivel federal se han comenzado con propuestas que pretenden encaminar al sistema de salud orientado a necesidades específicas y el ciclo de la vida en la población de cada entidad federativa como lo es el Modelo de atención a la salud para el bienestar (MAS-Bienestar), habrá que esperar su ejecución efectiva como indicios de un cambio en el sistema de salud.
Centro IBERO Meneses