Sin importar la contingencia sanitaria por el Covid-19, los devotos a San Judas Tadeo acudieron ayer a la iglesia de San Hipólito como cada día 28.
Para ellos no importa que esté en fase 3 la epidemia por coronavirus (Covid-19), porque hay que cumplir con la promesa de visitar cada mes el templo ubicado en el Centro Histórico de la capital del país.
Don Gustavo Piña Salas es un adulto mayor que acude cada día 28 a dar gracias a San Judas Tadeo, el santo de los casos difíciles, por los favores recibidos y por la buena salud en la que se encuentra, asegura.
Ayer martes, 28 de abril, llegó temprano a rezar y repartir llaveros a los feligreses que como él van cada mes, con una estampa del santo venerado por miles de personas de la Zona Metropolitana del Valle de México.
En esta ocasión, relató, acudió para pedir a San Judas Tadeo por la situación que está viviendo el país por la epidemia de coronavirus (Covid-19): “Yo soy adorador de San Judas Tadeo, no nada más de él, sino de todos los santos, y vengo a pedirle, a rogarle e implorarle, a suplicarle que nos dé fortaleza, que nos ayude, nos proteja de todos los males que hay en la vida ahorita y la situación actual que vivimos”, afirma a EL UNIVERSAL protegido con un cubrebocas.
“Como dicen, la fe es la fe y no se puede evitar que vengamos a pedir”, subrayó por su parte Saraí González, una joven que ayer colocó un puesto de veladoras a un costado del templo de San Hipólito en la avenida Hidalgo esquina con Paseo de la Reforma.
“Lleve la veladora para dar gracias a San Juditas”, dice a los asistentes que se detuvieron unos minutos a orar frente a la iglesia que en esta ocasión estuvo cerrada para los creyentes.
A 10 y a 15 pesos ofreció veladoras y agua embotellada con la imagen de San Judas Tadeo a la gente que iba llegando al templo.
Algunos iban protegidos sólo con cubrebocas y otros no, decenas de personas acudieron durante todo el día de ayer a visitar a San Judas Tadeo, como cada mes lo hacen, sin importar la pandemia por el coronavirus.
San Judas no abre sus puertas
A diferencia del mes pasado, en esta ocasión la iglesia de San Hipólito estuvo cerrada al público y no se oficiaron misas.
Pero eso no fue impedimento para que los feligreses dejaran en la entrada sus veladoras encendidas que significan una petición al santo de las causas difíciles.
Durante el día fue notoria la presencia de feligreses rezando afuera de la recinto, algunos de ellos lo hacían hincados frente a las rejas de la entrada principal.
Los vendedores de artículos religiosos también se dieron cita, pues sabían que los fieles llegarían pese a la emergencia sanitaria que ha dejado mil 569 personas muertas en el país, pero la fe los mantiene ahí, a la puerta de San Judas.