He tenido la distinción de haber sido designada única representante de la fracción del PRI en la Cámara de Diputados en la reunión del Consejo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas (ECOSOC), que se desarrolló del 10 al 14 de este mes en la sede de las Naciones Unidas.

El ECOSOC se creó en 1945 y, actualmente, se conforma por 54 miembros. Está dedicado a fomentar los tres pilares del desarrollo sostenible: el económico, el social y el ambiental. También, se encarga del seguimiento de las principales conferencias y cumbres de las Naciones Unidas en las que participan países y organizaciones de la sociedad civil con una visión compartida del desarrollo, que implementan estrategias conjuntas para impulsar la transformación social.

“Población, Educación y Desarrollo Sostenible” fue el punto central de las sesiones, cuya coordinación correspondió a la delegación mexicana, y de manera paralela, pero no menos importante, se abordó el tema “Educación Sexual de Calidad”.

Tuve la valiosa oportunidad de participar en las mesas de trabajo correspondientes a ese segundo tema, ya que en México y en la mayoría de los países la salud sexual y reproductiva de niños y jóvenes se encuentran en estado crítico y, sin duda, desde el ECOSOC se puede trazar una ruta de acción para atender de manera firme esa problemática. Así también, como lo mencioné en mi artículo anterior, presenté en la Cámara de Diputados la iniciativa para frenar el avance del virus del Papiloma Humano, por lo que estoy identificada y responsabilizada con el tema.

Entre lo más destacado que se analizó y discutió fue la aprobación de una ley de educación sexual integral y de derechos sexuales reproductivos, que no sólo tutele las prerrogativas reproductivas de los menores y jóvenes, sino también, que comprometa a los gobiernos a brindarles información sobre las posibles implicaciones de practicar la sexualidad temprana.

Desafortunadamente, el viernes, último día de sesiones, por criterios de claridad en la redacción en inglés delegaciones como la rusa y la egipcia no aceptaron el proyecto, argumentando que al traducirlo a sus idiomas provocaría confusión entre sus pobladores. Otro impedimento para alcanzar consensos entre las delegaciones participantes fue la desinformación.

Eso sí, en todo momento se respetaron la diversidad de contextos nacionales, sociales, religiosos y culturales.

Como conclusión, puedo señalar que participar fue una experiencia enriquecedora y las enseñanzas adquiridas las emplearemos para, a través de iniciativas de ley, garantizar que el Gobierno Federal retome su papel preventorio y cuente con los recursos normativos y económicos que le obliguen a asegurar el acceso gratuito a información asequible y a protecciones que, primero, eduquen a nuestros menores y adolescentes en cuanto a la sexualidad temprana y, segundo, se prevengan enfermedades relacionadas con dicha actividad.

Debemos tener muy claro que, es responsabilidad de todos brindar los elementos necesarios a esta generación y a las siguientes para que desarrollen una vida sexual más sana, segura y responsable.

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