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Elba Esther Gordillo Morelos, exlideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), reaparece en la escena pública para afirmar que la enseñanza “no es prioridad del Estado mexicano ni de este gobierno”.
En entrevista, reacciona al nombramiento de Leticia Ramírez Amaya como secretaria de Educación Pública y advierte que con la designación, el Jefe del Ejecutivo federal entregó la SEP a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
A cuatro años de haber salido de prisión, luego de permanecer un lustro encarcelada por los delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada, de los cuales fue exonerada, señala que no está decepcionada de esta administración, pero sí “triste” por la forma en que se está conduciendo al país de manera “radical” y “polarizada”, sin contar un sistema educativo “deficiente”, con un SNTE “sumiso” y “desfigurado”.
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Gordillo Morales habla también de Enrique Peña Nieto, de quien dice no guardar rencores. Considera que el exmandatario federal “debe sentirse muy mal”, pues durante su gobierno “todo lo que ganamos en materia educativa se fue a la basura”.
Adelanta que se encuentra lista para volver a la escena política, con la disposición de participar en algún proyecto que coadyuve a “serenar los ánimos y buscar acuerdos”.
¿A qué se debe esta reaparición tras un periodo de inactividad y tras ser exonerada?
—Yo diría que no hay tal reaparición, lo que hubo fue una conculcación de derechos, una represión ante mi oposición a dejar la evaluación educativa solamente para maestros. Eso me llevó a una reflexión profunda, pasé por momentos muy críticos anímica, emocional y físicamente, me replanteé muchas cosas, pero después de todo eso he ido recuperando a Elba Esther. El silencio no es del todo sano, puede ser sabiduría, pero también puede ser una irresponsabilidad.
¿Sobre todo en la coyuntura como la que estamos viviendo en este momento? ¿Se tiene que recuperar lo que se ha perdido?
—Sí, yo voy a ser una defensora de la Escuela de Tiempo Completo, y no por una situación meramente gremial, sino esencial para la sociedad. Hay un quiebre civilizatorio del mundo en su conjunto de tal envergadura que nos obliga a entender que hoy la escuela pasa a ser un articulador social. Se requiere educación pública, laica, excelencia, pero también es relevante analizar la rotación de secretarios de Educación: todos se han ido por posiciones políticas.
¿Todos los secretarios salen buscando cargos?
—Salen buscando cargos. Cuando yo inicié recuerdo que [Manuel] Bartlett salió porque se fue a gobernar Puebla, [Ernesto] Zedillo se fue a coordinar la campaña de [Luis Donaldo] Colosio, en fin, hay un permanente cambio de secretarios de Educación en aras de la política. Lo que pasa hoy, en un gobierno que dice representar la cuarta transformación, es que la educación no es prioridad del Estado mexicano ni del gobierno.
Hablando de esta rotación de secretarios de Educación, en esta administración ya van tres; la última, Leticia Ramírez, ¿qué le dice a usted esta designación?
—A Leticia la recuerdo muy bien al inicio de la coordinadora. Ella, con otros, eran los cabecillas de la CNTE, tenían una oposición abierta a mejorar la educación. Es cierto que es maestra de escuela, pero yo la recuerdo en el sindicato, no en la academia; la recuerdo oponiéndose a la carrera magisterial, la recuerdo oponiéndose a una vida sindical que exigía democracia y salario para los trabajadores. Hoy tiene la oportunidad de cumplirlo. Es fácil cuestionar, pero es difícil hacerlo.
El Presidente dice que su experiencia como maestra la acredita para el cargo, pero muchos piensan que es más por la lealtad que le tiene al propio Mandatario.
—Qué bueno que el Presidente reconoce las lealtades y los valores, pero también habrá que ver que por ser de la coordinadora ella renuncia a las cuestiones académicas, a la propia lucha sindical. Ella nunca levantó la voz en contra de la reforma educativa, por ejemplo. Eso me dice que la prioridad no es la educación.
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Siempre quisimos que un maestro llegara a la SEP, pero siempre deciden los gobiernos que debe ser político. Ahora ha habido dos maestras, ¿pero serán las maestras que conocen el sistema educativo? Yo creo que no, con todo respeto creo que no. Hay maestras de altísimo nivel y se debería ver desde la perspectiva académica, y a quienes nos dedicamos a la lucha social, pues dedicarnos a lo que nos toca.
Este gobierno enarbola la bandera de gobierno social, de ayudar a los más desprotegidos. ¿Hay una contradicción al no darle prioridad a la educación?
—Es válido lo que enarbola el Presidente, sí creo que primero los pobres y sí creo en la necesidad de una política social, pero lo que cuestiono es la forma de hacerlo. Con radicalismos, con exclusión, sin diálogo no se va a lograr, no podemos tener en México la izquierda radical y la derecha radical, debemos lograr un México con equidad y con justicia.
¿Se siente decepcionada de este gobierno?
—No estoy decepcionada, estoy triste, los maestros del país merecen un reconocimiento.
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