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Luego de haber presidido la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO) por siete años, Arturo de Jesús Peimbert Calvo asegura que tiene la experiencia suficiente para que el pleno del Senado de la República lo designe como el nuevo titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
El exómbudsman presume su trabajo tras el enfrentamiento de 2016 en Nochixtlán entre la Policía Federal y un grupo de maestros, por la reforma educativa implementada en el sexenio anterior. Peimbert Calvo relata que acudió a la entonces Procuraduría General de la República (PGR) para denunciar el caso, aunque organizaciones sociales también acusaron omisiones y laxitud en los pronunciamientos de la DDHPO.
Ahora, busca presidir la CNDH e implementar un plan de trabajo sustentado en al menos cuatro ejes: la cercanía del organismo con las víctimas de los estados, la utilización de diversas disciplinas para cumplir con sus funciones, fortalecer el diálogo con las autoridades de los tres niveles de gobierno y simplificar el proceso de atención de quejas.
¿Qué destacaría de su periodo en la defensoría de Oaxaca?
—En la DDHPO llevamos a juicio, más de 20 veces, a funcionarios públicos que no cumplieron con las recomendaciones, logrando acción efectiva en la mitad de los casos; esto rompe un paradigma de la falta de “dientes” de las instituciones protectoras de derechos humanos. También tuvimos acciones para lograr la independencia de la institución.
¿Y qué no logró hacer?
—Me hubiera gustado lograr la justicia en un caso importante como Nochixtlán, que hoy se encuentra en impunidad total, los responsables de la masacre están libres y posiblemente se hayan sustraído de la justicia. También nos faltó lograr la excarcelación de casi 90% de mujeres que no se sabe por qué están encerradas, hay una discriminación importante a nivel institucional porque la mayoría de ellas son pobres y víctimas de violaciones a sus derechos humanos.
¿Por qué no lo logró?
—Estamos sujetos a un sistema jurídico que no revisa sus propios procesos, sentíamos que la amnistía [de las mujeres] podía darse como se dio en otros momentos en Oaxaca, pero hubo una ‘”cerrazón” por parte del Estado.
¿Le gusta la propuesta de amnistía del Presidente?
—Es un tema necesario para discutir. Sí hay poblaciones que pueden ser objeto de amnistía, por ejemplo, las mujeres indígenas que por acudir con una tortuga o una iguana al mercado de Juchitán fueron detenidas por la Policía Federal y tratadas como delincuentes federales. Me parece que la discusión por la amnistía sí merece que se genere a través de la sociedad.
Algunas ONG señalaron que incurrió en omisiones como ómbudsman
—Lo celebro... No es posible satisfacer a todos porque Oaxaca vive en un estado de gravedad de derechos humanos: el nivel de pobreza que existe, la atomización comunitaria, la falta de presupuestos, la delincuencia organizada y la corrupción han hecho que Oxaca viva en una convulsión.
En el Senado lo increparon por su presunta cercanía con el equipo de Andrés Manuel López Obrador
—No conozco al Presidente, pero me encantaría, no he tenido relación con su equipo. Mi autonomía está garantizada por los posicionamientos ante los gobiernos con los cuales tuvimos relación.
¿No sería un ómbudsman a modo?
—No, no lo merece México y no lo permitirían tampoco las víctimas, en esa parte sí hemos evolucionado bastante.
¿Cuál sería su proyecto más importante?
—No es necesario ningún tipo de cambio en la ley, sólo voluntad. La CNDH debe desplegar su acción en todas las entidades acercando su servicio a las víctimas. También es importante hacer más breve el proceso de atención a quejas y hacerlas más entendibles para las víctimas. Otro tema es mejorar la interlocución y relación con el gobierno.
¿La CNDH debería convertirse en defensoría como en Oaxaca?
—Se tendría que colegiar con la sociedad, primero hacer un diagnóstico de la CNDH en el que participe la gente y revisar cuál es el mejor modelo, el de una comisión o defensoría.
¿Cómo garantizar la autonomía de una institución como la CNDH?
—Trabajando, la autonomía no se pone en un acta, se gana con el respeto la Constitución.
¿Cómo busca contribuir usted a la CNDH y al país?
—Que el trabajo se refleje en una mejor calidad de vida y que no se repitan estas violaciones a los derechos. En México lo que pasó en Nochixtlán o Ayotzinapa son temas que por ninguna razón podemos repetir.