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San José.— Inspirado en el sueño de expansión continental del triunfo revolucionario en Cuba en 1959, tras una insurgencia de 25 meses, Julio César Macías López decidió tirarse al monte en Guatemala en 1962 y sumarse a la guerrilla izquierdista que nació en 1960 en su país, en el fragor del impacto de la Guerra Fría —comunismo versus capitalismo— en América Latina y el Caribe.
Ahora de 83 años, Julio César Macías protagoniza una controversia entre México y Guatemala, en un caso que remitió a su vida de rebelde y que le insertó en los conflictos armados de El Salvador y Nicaragua en las décadas de 1970 y 1980.
Con orden internacional de captura emitida por su nación por el asesinato en 2019 de tres soldados guatemaltecos, asociación ilícita y usurpación agravada, Macías López fue detenido en el sur de México en 2020 por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y entregado ese mismo año a las autoridades de su país. López Obrador pidió esta semana que, por causas humanitarias y de salud, Guatemala indulte al otrora guerrillero y le permita viajar a México.
Con el seudónimo de César Montes, se unió en 1962 a los fundadores de las organizaciones gérmenes de la guerrilla izquierdista guatemalteca —Marco Antonio Yon Sosa (1929- 1970) y Luis Turcios Lima (1941- 1966)— que en ese año crearon las insurgentes Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR).
Yon Sosa, teniente y especialista en inteligencia, y Turcios Lima, subteniente y experto en lucha en las montañas, se sublevaron dos años antes, en 1960, en las fuerzas militares guatemaltecas con jóvenes oficiales y debieron entrar a la clandestinidad para iniciar una prolongada confrontación bélica que duró 36 años y dejó miles de víctimas y refugiados en los países vecinos, incluyendo México.
“César es controversial”, relató el excombatiente de 74 años, Enrique Álvarez, y de las FAR desde 1977 hasta que la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) —que a partir de 1982 aglutinó a las cuatro agrupaciones rebeldes de Guatemala y ahora es un partido político— firmó la paz en 1996. “Claro que lo conozco. César es muy expresivo, comunicativo… y explosivo; con facilidad en una conversación entra en el choque político. Es buena persona. No es grosero. A veces es difícil”, narró Álvarez a EL UNIVERSAL.
Tras militar en las FAR, Macías López entró al Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) en su creación en 1972 y siguió ahí hasta mediados del decenio de 1970. En esa época se vinculó a las guerrillas de El Salvador, que en 1980 crearon el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), el núcleo rebelde de esa nación que condujo la guerra, hasta que en 1992 suscribió la paz y pasó a ser partido político.
Enrique Álvarez describió que Julio César Macías se unió en la década de 1980 a la revolución nicaragüense del entonces ya exguerrillero Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que triunfó en Nicaragua al derrocar por las armas, en 1979, a la dictadura somocista (1934-1979), por la misma vía como en 1959 cayó la dictadura de Batista (1952- 1959) en Cuba.
“En Nicaragua combatió en la guerra contra las fuerzas de la ‘contra’ nicaragüense”, recordó.
Derrotado en las urnas en 1990, el FSLN perdió el poder en Nicaragua. La paz llegó en 1992 a El Salvador, y Macías, con Guatemala con la única guerra interna en Centroamérica, se distanció del proceso de paz que remató con el final del conflicto en 1996 en el país centroamericano.
Por nexo familiar, con padre e hija mexicanos, Macías López migró a México. Suscrita la paz, retornó a Guatemala y se relacionó con instancias para distribuir tierras a los campesinos. “Es un luchador en defensa de las tierras para campesinos”, explicó el exguerrillero guatemalteco de 64 años, y exsecretario general de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) y del Ejército Guatemalteco de los Pobes (EGP), de 1980 a 1996, Gregorio Chay.
A Macías se le atribuyó la autoría intelectual de la muerte de tres militares,en un enfrentamiento en 2019 en El Estor, oriente de Guatemala”, explicó Chay.
