La Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) del Inegi revela que, en promedio durante 2023, los jóvenes adultos de 18 a 24 años registran el más alto de uso de internet en el país con 5.9 horas diarias; es decir, pasan más de 2 mil 100 horas anualmente frente a las pantallas de sus smartphones o computadoras.
El segundo lugar lo ocupan las personas usuarias de 25 a 34 años y la población adolescente de 12 a 17 años con 5.6 y 4.7 horas por día respectivamente.
De acuerdo al informe publicado el 13 de junio de 2024, más de 97 millones de mexicanos manejan un teléfono celular con acceso a internet, cifra que equivale a un porcentaje del 81.4% de la población de 6 años o más.
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Asimismo, la ENDUTIH estimó que por lo menos 43% de las familias disponían de una computadora de escritorio, laptop o tablet, lo que equivale a más de 16 millones de hogares.
Según datos de la encuesta nacional, la mayoría de usuarios utilizan internet para comunicarse, entretenerse y acceder a redes sociales como Facebook, Instagram y Tik Tok.
En cambio, algunos de los usos menos comunes fueron ventas en línea, servicios de la nube y operaciones bancarias virtuales.
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Dependencia digital afecta la salud mental
El informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) titulado Digital Economic Outlook 2024 explica que la hiperconectividad tiene un impacto perjudicial en la salud mental ya que genera una dependencia digital en los usuarios.
La cantidad de jóvenes que se sienten infelices debido al uso de las redes sociales aumentó un 49% este año y el acoso cibernético también se está volviendo más común, siendo las niñas quienes sufren tasas más altas de acoso que los niños en promedio.
El contenido virtual, principalmente el que está enfocado en el entretenimiento como reels en redes sociales, afecta de manera desproporcionada a las poblaciones vulnerables de acuerdo a la organización.
Asimismo, el uso prolongado del teléfono y el manejo irracional en busca de diversión puede producir un aislamiento social directo; mientras los internautas se comunican entre sí a través del dispositivo móvil, entorpecen el contacto directo con las personas físicamente cercanas.
La dependencia tecnológica además acrecenta la incapacidad de realizar actividades diarias sin el uso del teléfono, fortalece sentimientos de tristeza e irritabilidad y reduce de manera considerable las horas de sueño; igualmente, surge una necesidad constante de interacciones y feedback en redes sociales, así como un malestar si no se obtienen las reacciones esperadas con otros usuarios.
Finalmente, la OCDE instó a los gobiernos y personas en el poder a concientizar y abordar políticas públicas sobre los entornos digitales en la salud mental a medida que las personas pasan cada vez más tiempo en línea.
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