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En plena emergencia sanitaria muchas cosas no se detienen, como son las deportaciones desde Estados Unidos a México. Es más, desde la segunda quincena de marzo pasado el gobierno estadounidense decidió hacer expeditas las deportaciones bajo el argumento de evitar la propagación del Covid-19.
Hace cinco días le tocó a Jonathan Guerrero, un mexicano que tras 15 años de haber estado en la Unión Americana fue deportado a México y ahora debe volver a empezar.
Este mexicano de 37 años vivía en Riverside, California, con su madre. Allá se convirtió en padre. Hoy su hijo es un chico mayor de edad que vive en el estado de Washington.
“Fui a visitar a mi hijo a Seattle, allá solía pasar temporadas con él. Exactamente estábamos en Renton, en donde aproveché para trabajar un poco en cosas de jardinería”, relató a EL UNIVERSAL.
El día menos pensado, Jonathan Omar se fue a trabajar a cortar pasto al lado de otros migrantes, cuando llegó personal del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) y fueron detenidos. Nadie pudo acreditar su estancia legal en el país, por lo que de inmediato se les trasladó al centro de detención en Tacoma, Washington, donde les tomaron la temperatura para saber si alguien tenía algún padecimiento relacionado con el Covid-19. Todos fueron descartados de síntomas.
Guerrero detalló que un funcionario del consulado de México en Seattle llegó de inmediato al centro de detención y fue quien sugirió que se firmara la deportación inmediata para así evitar quedarse detenidos.
“El consulado mexicano fue el que dijo que mejor firmara la deportación porque ellos [ICE] me querían detener y pues mejor firmé”, dijo.
Tras esa firma para la deportación, Jonathan Omar y otras cinco personas iniciaron el viaje por tierra desde Seattle hasta California.
“Fueron como tres días de camino para llegar a San Ysidro, que fue por donde nos deportaron. Antes de entrar a Tijuana nos volvieron a tomar la temperatura para saber si teníamos coronavirus, pero nadie tuvo fiebre”, añadió.
Guerrero ganaba nueve dólares por hora. Trabajaba cortando pasto o en restaurantes, pero hace poco más de una semana fue expulsado de Estados Unidos a Tijuana.
“Entrando luego luego a Tijuana empezamos a buscar cómo llegar a la Ciudad de México y otros a Celaya y así. Unos señores que ayudan migrantes y que están en San Ysidro nos ayudaron, dijeron que el ADO [transporte terrestre] da aventones gratis y pues nos vinimos en ADO, en las maletas”, señaló.
Guerrero deambuló un par de días hasta llegar a las inmediaciones del Monumento a la Revolución, para localizar el call center de Teletex, que suele contratar a migrantes deportados que hablan inglés y español.
En esos días durmió en la calle y en una noche le robaron la maleta con su papel de deportación, su teléfono y hasta los tenis.
“La verdad, me siento mal porque llegué aquí y me robaron mi mochila, mis tenis y eso fue cuando estaba durmiendo. Ahí traía mi teléfono, mi papel de deportación y ahora no he podido hablarle a mi mami, que es la que me preocupa porque tiene diabetes”, dijo.
En ese deambular por el Monumento a la Revolución se encontró a la organización New Comienzos, que dirige Israel Concha.
Esta organización se dedica a ayudar a mexicanos deportados y en estos tiempos de Covid-19 fue declarada como aquella que realiza actividades esenciales.
“La verdad es que estábamos afuera de la oficina y vimos a este amigo, le preguntamos y nos contó su historia. De inmediato lo ayudamos con algo de comer y a colocarlo en algún albergue”, detalló Israel Concha.