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El salón Tesorería de Palacio Nacional luce vacío. Es lunes, el día en el que comienza la semana y, con ello, la agenda del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Son las 6:45 horas y tres cuartas partes del recinto están sin gente, cuando en una fecha cotidiana está lleno y los murmullos imperan esperando la llegada del Jefe del Ejecutivo federal, pero ahora hay un silencio que reina y un vacío que muestra el poder de la mujer en los medios de comunicación.
Los reporteros, fotógrafos y camarógrafos, incrédulos, se miran entre ellos y no dan crédito a ver un salón vacío.
Las integrantes del gremio han cumplido, en su inmensa mayoría, lo que prometieron cuando circuló la convocatoria de Un Día sin Mujeres: “Las reporteras nos vamos al paro”.
Es una mañana diferente. De las 321 conferencias matutinas que se han realizado desde el inicio del gobierno de López Obrador, ésta parece ser la más emotiva y significativa. Las sillas en las que se ve a las reporteras alzando la mano para pedir la palabra o grabando la conferencia del Mandatario federal lucen solas, y con ellas se aprecia un recinto sin alma.
De las 30 mujeres representantes de los medios de comunicación que regularmente cubren las actividades presidenciales, sólo seis reporteras y una editora de video asistieron a la conferencia de prensa.
Los sonidos de los botones que son presionados por ellas para tomar fotografías y las plumas escribiendo en libretas están ausentes.
“Decidí venir a trabajar [bajo protesta], porque este paro es algo histórico en la historia del país y quise cubrir este hecho. [El domingo] marché con miles de mujeres, me despojé de mi traje de reportera. Hoy quise estar aquí y registrar el acontecimiento”, comenta orgullosa una de ellas.