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El 22 de abril de 2009 se daba a conocer en México de forma oficial una alerta sanitaria por parte de la Secretaría de Salud, luego de registrar la muerte de 20 personas por influenza durante las primeras tres semanas de abril, situación atípica e inusual.
Entre los fallecidos, 12 hombres y ocho mujeres. La tercera parte de las víctimas mortales tenía entre cinco y 45 años, rango de edad evaluado por las autoridades como “poco vulnerable” a la enfermedad, razón por la cual durante la temporada invernal previa no recibieron la vacunación preventiva del sector Salud.
Se advertía que el gobierno federal “echaría mano de reservas de antivirales y materiales de protección” adquiridos en años anteriores para estar preparados en caso de que en México se presentara la gripe aviar, que en ese entonces azotaba otros países.
La situación preocupó a las autoridades, pues mientras que, entre octubre de 2008 y marzo de 2009, se registraban 30 muertes por influenza, en abril de 2009, se contabilizaron al menos 500 contagios, muriendo 20 en el país.
La nota “Pega al país brote atípico de influenza” publicada en este diario informó que el jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, dijo que las vacunas existentes serían aplicadas a los médicos para que pudieran seguir atendiendo a los enfermos.
A las 11 de la noche del mismo 23 de abril se decretó suspender clases en la capital y Estado de México por el aumento anómalo de contagios. El cierre de escuelas fue desde preescolar hasta universidad, tanto públicos como privados. El anuncio lo hizo el entonces secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, en cadena nacional desde Los Pinos.