Derivado del asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez, párroco de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) solicitó al gobierno federal, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, que se redoblen los esfuerzos para combatir la violencia y la impunidad en la entidad.
Así como “un alto total a la violencia que se desbordada en Chiapas, fruto de la impunidad, la complicidad, la corrupción, la negación y la minimización de los fatales hechos violentos que día con día se viven nuestros pueblos”.
La Iglesia mexicana señaló que Chicomuselo, Frontera Comalapa, Pantelhó y la región de la Sierra y la Fraylesca, son las zonas con mayores índices de violencia y que requieren la intervención inmediata de las autoridades.
También refirió que es urgente el desarme, desmantelamiento y desarticulación de los grupos criminales que operan en la entidad y sus redes aliadas nacionales e internacionales.
Y solicitó el cese a la criminalización y persecución de sacerdotes, misioneros, misioneras y defensores de Derechos Humanos e implementar medidas de seguridad para los sacerdotes y agentes pastorales ubicados en zonas de alto riesgo.
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