Al momento de escribir estas líneas se cumple una semana del fallecimiento de mi abuela. Aprovecho este medio para agradecer en nombre de su familia las numerosas y emotivas muestras de afecto, respeto y solidaridad con motivo de su partida.

Apenas ese sábado 5 de octubre por la mañana, estábamos conversando sobre la próxima elección presidencial en los Estados Unidos. De la alta probabilidad de que ellos -como nosotros- también eligieran a su primera mujer Presidenta. Debo compartir que esa posibilidad la emocionó tanto, que abrazó el hito con un: “Venga Kamala”. Ese momento, es una síntesis de la personalidad de Ifigenia: incluso en su último día de vida, abierta a una conversación y al día de lo que sucedía en el entorno particular y en lo político, tanto doméstico como global.

Extraordinaria conversadora, con transiciones que fluían con elegancia entre los datos biográficos de Tucídides hasta los del cura Hidalgo. Cada intercambio con ella era fuente de aprendizaje y por lo menos de una buena carcajada tanto de ella como de su interlocutor en turno. Sentido del humor fino y de mente ágil, con una gran facilidad de acudir a su memoria cuasi documental y darle explicación al presente, siempre con proyección al futuro. Y siempre también, colocando al centro de su interés y preocupación la causa nacional.

Creo que la cualidad que más me gustaría destacar de mi abuela fue su gran bonhomía. Fue una mujer afable, bondadosa, honesta y sencilla en su carácter y actuación todos los días de su vida. Destacaría también su alegría y espíritu jovial, su permanente capacidad de asombro; su valentía, su congruencia y su disciplina. Ifigenia nunca descansó en su inteligencia para dejar de preparar una reunión, una colaboración o una participación, sin importar que dichas intervenciones tuvieran un lugar principal o secundario. Nunca dejó de estudiar y no se dio el lujo de improvisar. Su férreo sentido de responsabilidad, así como la conciencia del momento histórico y un genuino afecto por la Presidenta Sheinbaum, la llevaron el primero de octubre a cumplir su último deseo y tarea: entregar la banda a la primera mujer Presidenta de nuestro país.

Estoy convencido que la vida y obra de Ifigenia, así como la de muchas abuelas y abuelos. nos debe llevar a una reflexión profunda sobre el vínculo de la población de la tercera y cuarta edad con las actividades productivas. Me explico: la experiencia y memoria histórica de nuestros adultos mayores se puede traducir en eficiencias a lo largo de toda la cadena productiva. Desde la micro, pequeña, mediana o gran empresa esa experiencia aplicada tiene un valor. Debe reconocerse y retribuirse como tal. Esa no es tarea del gobierno; debemos como sociedad dignificar y resignificar esa relación. Que todo adulto mayor que esté en el ánimo y posibilidad de seguir siendo productivo, no se vea orillado al retiro.

Ifigenia nos deja como país, legado y lección que siempre serán brújula para una buena toma de decisión. Adiós querida Ifigenia, hasta siempre mi amada Mamá Piyi.

Familia Martínez Hernández –Tu nieto Antonio Rojas

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Fue seis veces legisladora, además de haber sido una figura central de la izquierda. Fue la primera mexicana en obtener una Maestría en Economía en Harvard. Foto: Especial
Fue seis veces legisladora, además de haber sido una figura central de la izquierda. Fue la primera mexicana en obtener una Maestría en Economía en Harvard. Foto: Especial

Como economista, como maestra, como política, y como abuela, Ifigenia Martínez representó una figura emblemática. Portadora de convicciones ideológicas incuestionablemente nacionalistas, Ifigenia supo inculcarme el respeto y amor a nuestra Patria y a nuestras raíces. En todos los espacios de su vida, mi abuela fue símbolo de inteligencia, integridad, dignidad y lucha incesante por cerrar las brechas de desigualdad. Todos reconocemos en la maestra la calidez y calidad humana que le caracterizaban, la cual quedará indeleble en la memoria de quienes la tratamos en la vida familiar, en la vida pública, en las aulas, en los recintos legislativos, en los foros diplomáticos, en la militancia partidaria, y en su casa siempre abierta a la amistad, a la reflexión, al baile y al debate de los sueños. Por lo antes mencionado, toda su familia y amigos la quieren, todos sus alumnos la admiran, todos sus compañeros la aprecian, y sus contados adversarios siempre la respetaron. Mi entrañable mentora luchó incansablemente por los derechos de la mujer, pero nunca se valió de la equidad de género para avanzar ni para prevalecer. En todas sus facetas y en tantos avatares, la maestra jamás perdió propiedad, equilibrio y elegancia, características que siempre la definieron. Ifigenia partió del plano terrenal pero no se marchita, su ejemplo vivirá siempre en mi corazón, en mi actuar diario, y en el amplio legado que deja a todas y todos los mexicanos como la gran mujer de Estado que fue.

¡Vuela alto amada abuela!

Tu nieto Rodrigo A. Rojas Navarrete

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La maestra Ifigenia Martínez, incansable promotora global de los derechos económicos, culturales y sociales y eficaz forjadora de la izquierda cosmopolita mexicana. Su convicción nacionalista, igualitaria y democrática es permanente enseñanza de valentía, congruencia y solidaridad para generaciones presentes y futuras. Nadie más digna e histórica para entregar la banda presidencial.

Familia Muñoz Ledo

Ifigenia, mi entrañable amiga, compañera y correligionaria; todo el día pensando en ella he reescrito páginas de la historia a su lado, todos los elogios a su vida son incompletos, su alma grande es parte de la bandera Nacional. Ifigenia es agrarista, hay que destacar su gran preocupación por el campo de México, allí están plasmados, su patriotismo y amor a México; pero sobre todo el otro México: el de los campesinos y los olvidados cuyo rostro cobraron vida en las páginas de sus libros que siempre fueron de protesta contra la injusticia.

Augusto Gómez Villanueva.

Ifigenia rompió "techos de cristal" antes de que el concepto se usara. Primera mexicana con posgrado en Harvard, y primera Directora de la Escuela Nacional de Economía, UNAM. En el PRI encabezó a "Los Ifigenios" con su visión nacionalista. Después le llamamos "la Corregidora" de la Corriente Democrática que impulsó con Cuauhtémoc Cárdenas, Muñoz Ledo y muchos más. Ahora, como presidenta de un Poder Legislativo paritario, participó en la transmisión del Poder Ejecutivo a Claudia Sheinbaum, atestiguado por la Presidenta de la Corte. Es tiempo de las mujeres, querida Ifi.

Amalia García

El pasado 1 de octubre Ifigenia Martínez fue la encargada de entregar la Banda Presidencial a Claudia Sheinbaum con ayuda del expresidente. Foto: Especial
El pasado 1 de octubre Ifigenia Martínez fue la encargada de entregar la Banda Presidencial a Claudia Sheinbaum con ayuda del expresidente. Foto: Especial

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Era toda una leyenda cuando coincidimos en el Senado de la República. Ella había sido diputada federal en 1976, una entre escasísimas mujeres que integraron aquella legendaria legislatura, la que estableció la representación proporcional, aprobó la Ley de Amnistía y legalizó al Partido Comunista Mexicano. En 1887, la vi salir digna y airosa del PRI, para fundar la Corriente Democrática. En el agitado 1988, fue electa senadora por el Frente Democrático Nacional, la recuerdo con intervenciones razonadas, serenas, en una tribuna hostil para las novedosas minorías. Coincidimos de nuevo en la Cámara de Diputados en 1994, en la que discutimos propuestas encontradas entre el PRD del que ella formaba parte, y el PRI, al que yo pertenecía. A lo largo de los años nos encontramos en varias ocasiones, muchas luchando por los derechos de las mujeres y las niñas. Nos abrazamos como buenas amigas que comparten causas, aunque desde lugares distintos. La vi entregar la banda presidencial por primera vez a una mujer. Lo hizo con su voz de experiencia legislativa de casi 50 años. Nadie mejor, nadie más digna que ella, Ifigenia.

Dulce María Sauri

Referente ético y guía invaluable de intachable trayectoria. Quizá sólo debamos lamentar que su intenso trabajo académico y su notable participación política no le hayan permitido continuar en el ballet, pasión que comparte con la presidenta Claudia Sheinbaum. A cambio, para bien de nuestro país, participó en muchos debates en los que puso buenas “bailadas” a los neoliberales que olvidaron sus aprendizajes de la Nacional de Economía.

Precursora de nuestro Proyecto de Nación, es una mujer progresista, libertaria, democrática que ha sabido el valor de nuestra lucha que tuvo un momento cumbre con la llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder.

Merecedora de colocar la Banda Presidencial a la primera mujer en ocupar ese cargo en la historia de México. Digna representante de nuestra causa feminista, prospera y de bienestar para el gran pueblo de México en el segundo piso de la Cuarta Transformación. Es tiempo de las mujeres.

Dolores Padierna

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Más allá de ideologías políticas o filiaciones partidistas, Ifigenia Martínez es un referente cuando se habla de derechos de las mujeres y de su vigencia en la ley. Su lucha por la equidad la llevó a ser galardonada con la Medalla Belisario Domínguez en 2021 por unanimidad.

Economista, catedrática, diplomática, servidora pública y legisladora comprometida. Mujer de convicciones, ideales y principios. Reconocer sus contribuciones como parte fundamental de la historia de nuestro país es un deber. Su conducción en la sesión de toma de protesta de la primera presidenta de México, es altamente significativa.

Es tiempo de las mujeres y su vida es ejemplo de sororidad, de lucha social; de que se pueden romper los techos y derrumbar los muros que impiden a las mujeres tomar decisiones en los asuntos públicos.

Kenia López Rabadán

Recuerdo de la Maestra Ifigenia Martínez son sus textos y sus clases, que eran ya muy influyentes en la Escuela Nacional de Economía de la UNAM cuando estudié la licenciatura. Ella abrió el camino para muchas mujeres en altos cargos el servicio público y después fue protagonista de la lucha por la democratización. Las nuevas generaciones que plantean colocar a la desigualdad como una prioridad en el debate y las políticas públicas pueden encontrar en la Maestra Ifigenia un gran referente.

Patricia Mercado

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Maestra y compañera. Destacada economista y política. Mujer transformadora. Referente de la lucha por la democracia y el desarrollo de México. Un ejemplo de vida, de coraje, de congruencia y de sabiduría. Patrimonio invaluable de nuestro movimiento. La gran y única Ifigenia Martínez.

Ignacio Mier

Economista, Académica, Diplomática y Política. Pilar del Movimiento de Transformación y pieza fundamental de los cambios democráticos que vive nuestro país, la 6 veces Legisladora abrió brecha para que hoy, por primera vez en 200 años, una mujer sea Presidenta de México.

Mario Miguel Carrillo

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