De seis años de edad, Dante fue diagnosticado con autismo hace tres años. Y aunque no presenta crisis, Xareni, su mamá, asegura que en ocasiones grita mucho y, cuando era más pequeño, lloraba la mayor parte del día. Por esa causa, fueron víctimas de ofensas e insultos que los llevaron a mudarse continuamente.
“Pasa que nuestros hijos e hijas en ocasiones suelen ser más ruidosos que otros niños, a veces golpetean. Y cuando vives en un entorno de un departamento, suele molestar a las demás personas.
“Por eso, hemos pasado por varias agresiones”, cuenta en entrevista con EL UNIVERSAL.
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Cuando el pequeño aún no estaba diagnosticado, vivían en un apartamento de la alcaldía Benito Juárez, casi no dormía y lloraba mucho.
“En ese entonces, mi hijo estaba más pequeño y no estaba tratado ni medicado, además lloraba bastante.
“Todos pensaban que lo maltrataba, nadie se me acercó para preguntar qué estaba sucediendo realmente. Sufrí acoso por parte de algunos vecinos y vecinas, quienes me decían: ‘Pinche vieja, lo estás maltratando’, ‘golpeadora’. Pensaban que no le daba de comer”.
Cuenta que en ese tiempo había un hombre “que se dirigía a mí hasta con peladeces. Me decía que estaba dejando morir de hambre a mi hijo, que no me ocupaba de él y esto no era así. Mi hijo lloraba por este trastorno y porque prácticamente dormía tres horas diarias”.
Dice que en plena pandemia, y ya en otra casa, Dante jugaba y gritaba, lo que incomodó a su vecino de abajo.
La mujer, de 35 años, se tragaba cada una de esas palabras que salían a flote convertidas en tristeza, en decepción… y en dolor. Porque nunca reparó en contarle a sus vecinos y vecinas sobre la condición de Dante.
“Hemos vivido como nómadas. Cuando Dante era más chiquito gritaba y hacía mucho ruido, así que el acoso y los señalamientos eran todos los días, porque la gente no entiende que en ocasiones nuestro paciente atraviesa por una crisis”, dice.
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Xareni y Dante se mudaron una vez más a un departamento por los rumbos de la colonia Popotla, donde una vecina los amenazaba constantemente.
“Ahí, una mujer llegó a decirme: ‘No te soporto a ti y no soporto a tu hijo. Los voy a desaparecer en dos segundos’. Eso fue muy fuerte, porque obviamente fue con muchas leperadas. No quise entrar en tanta discusión y lo que hice fue tratar de denunciar las amenazas, porque esa mujer pasaba, se burlaba y todo el tiempo nos molestaba con palabras altisonantes.
“Cuando pasó lo de la amenaza, fui al Ministerio Público a denunciarla, pero no quisieron levantarla [la queja] porque argumentaron que tenía que haber llamado primero a una patrulla. Así que me dijeron que no lo había hecho bien”, añade.
Asegura que las cuidadoras “sufrimos el acoso de la gente al no entender que no es que se les esté maltratando, sino que en ocasiones se les presentan crisis. A veces nos aguantamos y tratamos de ser muy valientes para defender a nuestros hijos, porque son nuestra prioridad.
“Cuando estaba chiquito, en un CENDI me dijeron que no lo podían recibir porque no estaban preparados para atenderlo. Desde ahí se ve la discriminación. Hace dos años traté de sacar la beca de ayuda para niños con discapacidad, hice todo el trámite, pero cuando llegué al escritorio me dijeron: ‘No se la podemos dar, porque no se le nota’”, añade.
Xareni cuenta con una licenciatura en Educación, pero tuvo que dejar de ejercer esa carrera para cuidar al pequeño Dante. Actualmente se dedica a la venta de joyería y de accesorios para mujer.
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