La degradación progresiva de las instituciones tiene como causa el hiperpresidencialismo , que se ha vuelto un obstáculo para la gobernabilidad democrática en México, aseveró Diego Valadés Ríos , investigador emérito del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

En su discurso durante el Homenaje de Honor a por los 70 años de lucha democrática que organizó , expuso que esta decadencia institucional cada día se hace más evidente y agregó que el presidencialismo unidimensional debió quedar atrás hace largo tiempo.

“Su subsistencia es el mayor escollo para contar con instituciones capaces de abatir la corrupción, la violencia y la desigualdad. Esa modalidad de presidencialismo personalísimo impone a la vida pública una dinámica de sumisión y mediocridad que invalida la vida institucional. Institucionalismo y personalismo son términos antagónicos y excluyentes”, apuntó.

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En la Vieja Casona de Xicoténcatl y ante legisladores federales, líderes de partidos, académicos, embajadores y periodistas, expuso que con Porfirio y muchas otras personas ha coincidido en lo sustancial que es hacer del Estado un conjunto de instituciones democráticas funcionales que reemplacen el patrimonialismo imperante.

Valoró a Muñoz Ledo, sus principios, preparación, capacidad para persuadir a la opinión pública sobre la ruta democrática a seguir, pero sobre como una persona con principios que “ha preferido pagar los costos políticos de la dignidad y no los costos morales de la abyección”.

El exprocurador General de la República, advirtió de la amenaza de enjuiciar y encarcelar a 223 diputados por ejercer sus derechos constitucionales, lo cual no tiene precedente en los 105 años de vigencia de la Constitución. “Se perfila la instauración de las purgas políticas en México”.

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Argumentó que después de casi dos siglos de , hemos llegado casi al climax pues ahora dispone de un amplio apoyo popular. “Es una paradoja aparente porque la democracia siempre ha sido vulnerable a la demagogia”.

Valadés Ríos, advirtió que hemos visto encarnecer en exceso a la Constitución que prohíbe en su artículo 1º toda forma de discriminación. Empero, se ha normalizado el acoso del poder a las personas por su posición social, por sus actividades profesionales y sus predilecciones personales, y ahora también por sus decisiones políticas.

“No podemos aguardar a que la temperatura siga subiendo porque entonces será tarde para denunciar el talante represivo que ya asoma”, apuntó.

apr/rcr

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