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Jorge Flores tenía 14 años cuando regresaba de un viaje de excursión organizado por sus seminaristas de una universidad pública.

Era de noche y se quedó dormido en el camión hasta que sintió cómo una mano comenzó a masajear sus testículos. Y aunque la sensación por sí misma fue una sorpresa para él, se quedó helado cuando vio a Francisco Serrano Limón con la mano dentro de sus pantalones.

“Él era religioso, se dedicaba a reclutar niños que quisieran entregar su vida a Dios. Yo le había comentado que quería ser un sacerdote, por lo que él se había comprometido a ser mi guía”.

La vez que Serrano Limón manoseó a Jorge en ese camión fue la primera agresión que el ahora joven de 32 años recibió.

Narra que durante seis meses fue víctima del hombre, quien aprovechaba cualquier oportunidad para manosearlo.

“Yo no recuerdo si hubo penetraciones, era tanto mi miedo. Pero sí tengo en la mente la última vez que Francisco Serrano me iba a agredir: yo tenía los pantalones abajo, estaba en un cuarto y no sé cómo hice para salir corriendo de la habitación donde me había metido”, asegura.

A partir de las agresiones que Jorge Flores recibió por parte del sujeto, la víctima relata que entró en un cuadro depresivo y se convirtió en un adicto a las drogas y el alcohol.

“Todo el tiempo yo me culpaba por no haber detenido las agresiones. Pero en un momento me di cuenta que yo no estaba mal, que Francisco Serrano era quien había destruido mi vida. He vivido muerto la mitad de mis días por lo que me hizo”.

También relata que, desde su experiencia, los religiosos pederastas saben el perfil de sus víctimas: “Chicos con problemas en sus casas, que no tienen un acercamiento con sus padres. En mi caso fui violado por un familiar años antes de conocer a Francisco Serrano. Yo le conté esa experiencia y él me dijo que me iba ayudar a superarla”.

Después de años de ver su vida inmersa en un callejón sin salida, el año pasado Jorge Flores decidió denunciar  a su agresor ante los medios de comunicación. Lo hizo durante un evento en Nuevo León al cual asistían religiosos de todo el país para abordar el tema de abuso sexual a menores dentro de la Iglesia.

Sin embargo, el joven ahora comparte a EL UNIVERSAL que en las próximas semanas interpondrá una denuncia legal contra esa persona.

“Las autoridades de la universidad me dijeron que ya habían interpuesto una demanda, pero no me han querido enseñar los papeles que lo comprueben. Yo quería resolver esto por las  buenas, pero si no se pudo, ahora yo voy a demandar a Francisco Serrano”.

Para Jorge Flores lo más importante es que su agresor no se acerque a más niños. Asegura que la demanda que interpondrá ante las autoridades de la Ciudad de México no tiene la finalidad de obtener un pago para resarcir los daños, pero que sí se castigue a su agresor.

Para realizar esta demanda Jorge Flores ha recibido el apoyo de otras víctimas de pederastia clerical, como es el caso de Jesús Romero Colín.

“Para enfrentar a la Iglesia hay que tener mucha valentía porque es un monstruo. Sin las terapias y sin el apoyo de otras personas no lo habría logrado. Yo sé que esta lucha es como la de David contra Goliat, pero yo soy un David con un corazón de Goliat. Francisco Serrano me arruinó la vida, ahora quiero justicia”, concluye Jorge.

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