El doctor en Ciencias Sociales, Héctor Hernández Bringas, académico e investigador de la desde hace 36 años, con experiencia en diversos cargos administrativos como secretario ejecutivo del Consejo Universitario, busca la rectoría de la Máxima Casa de Estudios como una “tercera vía” entre los aspirantes que forman parte del establishment, es decir, los cercanos a Enrique Graue, así como los aspirantes identificados con el proyecto de la 4T, y propone replantear el modelo educativo y defender la autonomía sin que ello signifique que el rectorado sea una “torre de marfil”.

Sociólogo egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, uno de los más destacados demógrafos que en la pandemia fue el primero en exponer cifras reales de fallecidos y su perfil socioeconómico, confía en que la tentación del gobierno de inmiscuirse en el proceso de sucesión no tendrá éxito por el blindaje de la Junta de Gobierno, que sabrá distinguir perfiles y privilegiar la autonomía de la UNAM.

“Actualmente digamos que hay una contraposición. Por una parte, el grupo de los aspirantes del establishment, es decir, funcionarios ligados a la actual rectoría que buscan dar continuidad a lo que ocurre en la UNAM”, apuntó el también exdirector del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias.

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“Por otro lado, tenemos la posibilidad de que la 4T y Morena quieran participar o meterse en el proceso de la sucesión... lo cierto es que ya hay gente de Morena interesada en que se elija a una persona que esté identificada con su concepción política e ideológica en la Universidad. Yo no dudaría que esto esté ocurriendo”, destacó.

Consideró que este tipo de situaciones donde los gobiernos y partidos en el poder “quieren meter la mano no es algo nuevo, desde los tiempos del viejo PRI, en los 70, la UNAM se vio sujeta a este tipo de embates para tratar de imponer rectores, que tal vez en algunos casos lo consiguió. El episodio más reciente fue en el sexenio de Ernesto Zedillo, cuando con sus políticas neoliberales presionó al entonces rector —Francisco Barnés de Castro—, quien propuso aumentar las cuotas en la Universidad, lo que derivó en un conflicto de más de un año”.

“Lo que planteo es no ir ni con un lado, ni con el otro, es decir, abrir la baraja con una tercera vía o alternativa. Con un proyecto de rectoría de la UNAM que privilegie la gobernabilidad, atienda conflictos de violencia hacia las mujeres, el tema del rezago salarial y la falta de certeza de ser contratados cada semestre a profesores de asignatura, fortalecer la autonomía, pero sin romper puentes de diálogo con el gobierno en turno, del partido que sea”, apuntó.

Manifestó su confianza en que la Junta de Gobierno de la UNAM está “blindada” contra ese tipo de presiones desde el gobierno federal, por la autonomía de la máxima instancia de la Universidad, en este proceso que concluirá en noviembre con el nombramiento del nuevo rector.

“Mi propuesta es que la Rectoría de la UNAM no se convierta en una torre de marfil, lo que sí hay que hacer con un nuevo rectorado es establecer puentes de diálogo con el gobierno federal, que quizás estén rotos o muy dañados”, apuntó.

El excoordinador de Estudios de Posgrado y secretario de Desarrollo Institucional de la UNAM indicó que independientemente de que hay que defender la autonomía universitaria también se deben establecer puentes de diálogo y colaboración con instituciones y los gobiernos del partido que sean.

Adelantó que en su propuesta que presentará este lunes junto a su solicitud de inscripción a este proceso que se llama Por el fortalecimiento académico y la gobernabilidad, expone que se deben atender con sensibilidad, con disposición todos los conflictos internos, desde el tema de la violencia contra las alumnas, la equidad de género, o la inestabilidad laboral, la inseguridad en los campus, entre otros.

“También la UNAM tiene que entrar en un proceso de superación académica permanente, más allá de las cuestiones de carácter político, tiene que existir estabilidad institucional, replantear nuestras formas de enseñanza, hay que replantear nuestros modelos educativos, hacer que las clases sean atractivas, con una docencia con acercamiento más directo a las necesidades sociales y del mercado de trabajo”, dijo.

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Hernández Bringas dijo que eso pasa por que los estudiantes tengan buenas condiciones, que tengan certeza por ejemplo en sus becas, que no se las quiten por programas de austeridad, para evitar el rezago y la deserción.

“Sobre todo que los profesores tengan condiciones justas y estables. No puedes tener un proceso digamos ambicioso de innovación y elevar la calidad de la docencia cuando ni siquiera saben si van a ser contratados el próximo semestre”, dijo.

Recordó que en 2015 participó como candidato a rector y fue de los finalistas, en un proceso que ganó Enrique Graue, por lo que insistió en que se requiere un rectorado alejado de los intereses del gobierno, pero que no sea una continuidad de la actual rectoría.

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