El líder sindical Pedro Haces Barba dice que en el mundo laboral “hay piso parejo” para todas las organizaciones y precisa que el presidente Andrés Manuel López Obrador “no tiene consentidos” entre los liderazgos gremiales y, sin embargo, se reitera como soldado del Mandatario.
Destaca que se dio una etapa de mejora a los salarios como parte de la reivindicación de los empleados, que tiene su continuación en la reforma laboral misma, y sentencia: “¡Ya basta de chingar a los jodidos!”.
Dice que la modificación a esa materia debe seguir adelante, “con el sindicalismo moderno, siempre de la mano del empresariado”.
Quien ejerció la función legislativa como senador, Haces Barba es secretario General de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM) y dice que aglutina 176 sindicatos organizados en 32 federaciones.
Llamó la atención de la clase política que Haces Barba haya contado con la presencia de López Obrador en una de sus reuniones de su sindicato. Se suma a la noticia del surgimiento de Fuerza Social por México como partido.
¿Lo ubican con partido político?
—Ahora hasta esas medallas me cuelgan, de hacer partidos políticos en 100 días hasta el día de hoy, como senador con licencia, soy de la bancada de Morena, pero no pertenezco al partido.
No tengo partido hasta este momento. Vamos a definir pronto por dónde me voy a ir políticamente. Estoy muy tranquilo, el próximo año hay elecciones. Jugaré siempre, hasta el último día de su mandato, con Andrés Manuel López Obrador.
¿Cuáles son sus orígenes en el sindicalismo?
—Hace 25 años fundo el Sindicato Nacional de Trabajadores de Seguridad Privada, Limpieza y Mantenimiento, afiliado a la CTM, con maestros como Fidel Velázquez; Leonardo Rodríguez Alcaine, mi maestro de maestros; Nezahualcóyotl de la Vega; don Emilio M. González, y Blas Chumacero.
Al fallecer don Leonardo tomo la decisión de irme de la CTM [Confederación de Trabajadores de México]; con él murió el sindicalismo que se llevaba bien con los trabajadores y empresarios. Formé la CATEM.
Soy hijo de un empresario que me inculcó defenderme, pero no faltarles a nadie, y aprendí lo que es el sector empresarial. He trabajado desde que tenía 14 años, en lugares ajenos a mi papá. Lavaba baños y trastes. Al fallecer mi papá, hay empresas que se quedan en manos de mi familia.
¿Por qué ser líder sindical?
—Había una corrupción total, chingaban al trabajador y al trabajador, y eso me motivó a ser dirigente obrero para armonizar los factores de la producción. Me podrán juzgar de muchas cosas, pero nunca de ratero.
¿Cuál es su origen político?
—Vengo del PRI. Conocí a [Luis Donaldo] Colosio, quien era secretario de Desarrollo Social. Fui miembro activo del partido más de 30 años, quise ser diputado cinco veces y dos líder (...) iban con los presidentes del partido político a decirle que yo no podía ser.
¿Cómo son las relaciones con los empresarios?
—Vamos de la mano. El evento que tuvimos hace días en la Arena Ciudad de México da fe de la buena relación obrero-patronal que existe, pues estaban los presidentes de 25 cámaras patronales, de la Concanaco [de Comercio, Servicio y Turismo] y Concamin [de la Industria]. Me acompañaron 30 líderes más.
Ese acto es parteaguas de la modernidad sindical. Afuera del evento se quedaron 12 mil compañeros, venían a saludar a su presidente. Hay piso parejo, el presidente López Obrador no tiene sindicatos consentidos. Esta reunión es un gran logro porque es un paso a la democracia gremial que tanto se buscó.
¿Cómo se originó su vínculo con López Obrador?
—Es un hombre al que le tengo afecto, cariño, reconocimiento, porque es una muestra de que cuando se quiere, se puede. Ya logró. Nosotros logramos una central obrera en una década.
¿Cómo conoció al Presidente?
—Desde que era Jefe de Gobierno de la Ciudad de México [2000-2005]. Un hombre que me abrió las puertas antes de que fuera candidato, tuve el gusto de poner mi granito de arena. Es un hombre en el que creo plenamente.
¿Dónde hicieron clic?
—Desde el primer momento. Le debo mucho. Me abrió puertas que se me había cerrado, por la clase obrera política. Yo no quería ser legislador y se me dio, y he hecho un buen papel, porque trabajo mucho todos los días.
¿Recuerda usted la primera puerta que le abrió el presidente López Obrador?
—El día que me abrió la puerta de su casa. Tu le abres la puerta de tu casa a tus amigos, a la gente a la que tienes afecto. Esa ha sido la puerta más grande que me ha abierto el presidente López Obrador.
Usted ha dicho que se considera soldado del Presidente, ¿en qué sentido?
—Soy soldado del presidente López Obrador, porque soy una gente de gratitudes.
¿Se la debe a López Obrador?
—Totalmente, la senaduría.
¿Su liderazgo sindical?
—¿A la gente? No hay corporativismo o borreguismo que había para irle a aplaudir a un presidente. En el evento que se dio no hubo acarreados.
¿Qué continúa para el movimiento sindical?
—Seguir trabajando diariamente, rechazar paros y huelgas injustificadas, primeramente todo lo que pueda dañar a la clase trabajadora.
En salario mínimo, en los últimos dos años hemos tenido 35%, cuando antes teníamos 3%, y el país necesita clase trabajadora con poder adquisitivo para levantar la economía. Siempre vamos a buscar que haya mejor salario para los trabajadores, son personas, no esclavos.
Celebro lo que dijo el Presidente, de que nunca más un despacho va a quitar una casa a un trabajador. Por eso coincido con López Obrador, que ya basta de chingar al jodido.
¿Cómo considera al presidente López Obrador?
—Es hombre imparcial. Le interesan los trabajadores, no los dirigentes. Ya lo vimos acompañar a otra confederación obrera y seguramente lo veremos acompañando al movimiento obrero mexicano.
Su confederación creció rápido, ¿hay gente a la que no le gusta?
—Como dice la expresión: “Ladran, Sancho...”. Que ladren los perros. La gente no es tonta y sabe quién es Pedro Haces.