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Atender la salud mental de pacientes con Covid-19 y a la familia de éstos se ha vuelto una de las prioridades para Médicos Sin Fronteras.
Esta organización internacional instaló dos centros de apoyo, uno en Reynosa y otro en Matamoros, para aislar a personas con la enfermedad y también para brindarles apoyo sicológico.
La doctora Diana Corben se encuentra en el centro instalado en el gimnasio de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), Reynosa. Detalló que estos lugares, si bien no atienden personas en estado crítico, sí con sintomatología que requiera medicina y oxígeno.
Una parte importante, dijo, es que se brinda apoyo sicológico para el paciente aislado, sobre todo porque no llega a entender el porqué debe estar lejos de su familia y de las personas en general.
La idea de Médicos Sin Fronteras fue abrir dos centros de apoyo en las ciudades fronterizas de Reynosa y Matamoros, Tamaulipas, con la finalidad de ayudar al desahogo de pacientes en los hospitales de ambas regiones.
Los centros están ubicados en los gimnasios de la UAT, los cuales han sido divididos para atender a pacientes que tienen síntomas e incluso requieren oxígeno y los que son asintomáticos y necesitan estar aislados.
“Lo único que se buscó fue desahogar las salas de hospitalización en donde se tiene más carga de trabajo y que se tienen que dedicar más a cuidados intensivos”, dijo.
En cada una de los centros hay cinco médicos adscritos a Médicos Sin Fronteras. Las especialidades van desde urgenciólogos, médicos generales, internistas y especialistas en salud mental.
“Uno de los temas grandes es la salud mental, porque la sensación de los familiares de que no pueden visitar a los pacientes les genera muchos problemas de ansiedad, pero también están los pacientes y su ansiedad al estar en aislamiento, por eso es que buscamos atenderlos.
“Trabajamos de cerca con el equipo de sicología y de promoción a la salud”, agregó. A los pacientes que no están en condición de terapia intensiva, relató, se les trata de explicar por qué están en aislamiento.
El problema, añadió, es que las personas que dan positivo al test no quieren el confinamiento.
“Uno de los grandes problemas que generan ansiedad y miedo es que los médicos estamos cubiertos completamente, no se nos ve la cara, por lo tanto no se logra tener un contacto más personal con el paciente e incluso los familiares, por lo que llegan a tener una sensación de discriminación, cuando no es así”, dijo.
Es por ello, detalló, que los médicos de promoción a la salud lo que buscan es humanizar el tratamiento, porque se trata de personal que representa la primera línea de contacto entre las dos partes: paciente y familia.
“La sique es algo tan importante y puede determinar el pronóstico de un paciente, porque muchos pacientes, si se sienten bien y no entienden por qué el aislamiento, se quieren ir”, apuntó.
En el caso de la población migrante, dijo, se llegó al acuerdo con el Instituto Tamaulipeco para el Migrante de que cualquier repatriado con síntomas sea trasladado a los centros instalados.