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La preocupación de Hilda por encontrar un futuro diferente para sus hijos y la curiosidad por aprender más allá de lo que le enseñaron en la primaria en Ocomantla , Puebla, la llevaron a buscar capacitación en una reserva natural que se encarga de proyectos de rescate ambiental .
A pesar de que sólo contaba con la educación básica, Hilda Castro se enteró de la convocatoria emitida por radio y televisión de uno de los programas prioritarios del gobierno federal: Jóvenes Construyendo el Futuro, por lo que decidió inscribirse con la esperanza de ser elegida y ofrecer mejores condiciones de vida a sus dos pequeños.
Hilda compartió a EL UNIVERSAL su experiencia de formar parte de la primera generación de Jóvenes Construyendo el Futuro en esta comunidad.
Feliz y orgullosa, concluyó su capacitación el pasado 23 de abril; sin embargo, se mantendrá en la reserva para dar continuidad a los proyectos que quedaron pendientes debido a la pandemia de Covid-19.
Hilda agregó que lo que más le gustó de los programas impartidos fue el de los huertos de traspatio, mismo que la ayudó a unirse con su comunidad.
Su labor consistía en explicarles cómo construirlos, sembrar las semillas, pero también en comunicar y traducir del totonaco al español algunos de los consejos que los más longevos daban a los jóvenes de la reserva.
Numeralia oficial
De acuerdo con datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), hasta el momento hay un millón 388 mil 311 beneficiarios de Jóvenes Construyendo el Futuro en el país, mismos que a partir de este año, y luego de la homologación del salario mínimo, reciben 3 mil 748 pesos al mes hasta por un año.
El programa consiste en vincular a la población de entre 18 a 29 años que no trabaja, cursa el último grado de estudios o concluyó sus estudios, en empresas de diferentes sectores hasta por un año. Con lo anterior se pretende que aprendan un oficio o generen experiencia laboral.
Ayuda a comunidad
Entre selvas, bosques y montaña se encuentra Ocomantla. El año pasado con este programa se seleccionó a 10 jóvenes que recibieron sus capacitaciones en la reserva de Kolijke.
La coordinadora de los programas sociales y educativos, Ana Paula Ojeda Valverde, dijo que en la estancia de estos jóvenes no sólo ellos aprendieron, sino que los mismos becarios aportaron nuevos conocimientos a los capacitadores, por su arraigo cultural.
Se eligieron a jóvenes, la mayoría de ellos tienen familia, sólo una de las chicas concluyó sus estudios de licenciatura, los demás tenían estudios truncos en diferentes niveles. Durante su estancia desarrollaron programas que buscaran mejorar las condiciones de su comunidad.
Este proyecto, a Verónica no sólo le brindó la oportunidad de tener un ingreso fijo por un año, también le dio la confianza para retomar sus estudios: “Tengo mucho que aportar a mi comunidad y siento que participar en este programa del gobierno federal me abrió las puertas”.
Para Rosalba, de 27 años: “Me llevo más que una simple capacitación en temas de medio ambiente, muchos valores y conocimiento, no sólo de la reserva, sino de las personas que la dirigen, me encantó ver que son personas que se preocuparon por aportar a la comunidad”.
En todo el proceso las beneficiarias apuntan que no hubo ninguna falla con sus pagos ni con sus capacitadores, ya que se sintieron con la libertad de preguntar sus dudas. “En todo momento nos incluían, logramos un vínculo de amistad”, coincidieron.