La reelección de Rosario Piedra Ibarra para un segundo periodo al frente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) por el oficialismo en el Senado de la República muestra que el proceso para elegir a la nueva ombudsperson fue una mera simulación y un trámite, coinciden en señalar exaspirantes a la presidencia del organismo, académicos y organizaciones de la sociedad civil.
“Los legisladores son capaces de un servilismo sin límites, que hacen lo que se les ordena, lo que se les indica. El Poder Legislativo no es el contrapeso que debe ser en una democracia. El papel del Poder Legislativo en una democracia es discutir con los legisladores de oposición las iniciativas, las decisiones, analizar, ponderar, y aquí podrían actuar con un servilismo verdaderamente vergonzoso al aceptar sumisamente, acríticamente, todo lo que se les indica”, dice a EL UNIVERSAL el académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Luis de la Barreda Solórzano.
Expone que al concretarse la reelección de Piedra Ibarra, el partido hegemónico en la Cámara Alta queda “como un conjunto de vasallos, de gente que no tiene un criterio propio, que no es capaz de hacer una ponderación, sino que hace lo que le indica el expresidente”.
El también expresidente de la Comisión de Derechos Humanos en la capital del país insiste en que el proceso para elegir a la nueva ombudsperson quedó en un mero show, como lo fueron los foros respecto a la reforma judicial.
“Es como si le hubieran dado el campeonato de futbol a un equipo que quedara en penúltimo lugar. El desempeño de la señora Piedra durante el proceso de elección del titular de la Comisión fue pésimo. Los propios legisladores de Morena así lo reconocieron”, expresa.
Argumenta que Piedra Ibarra guardó “sepulcral silencio” ante violaciones graves de los derechos humanos, como la falta de medicamentos para menores con cáncer o la gestión del gobierno federal ante la pandemia de Covid-19.
Tania Ramírez, directora ejecutiva de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), quien quedó en segundo lugar con la mejor puntuación y fue sacada de la terna para incluir a Piedra Ibarra, menciona que la reelección envía un muy preocupante mensaje de la capacidad de escucha, ya que en el parlamento abierto que se realizó 16 de las 18 ONG que participaron hablaron sobre los riesgos de una reelección.
“La Presidenta necesita acompañarse de una persona que tenga no solamente el perfil de idoneidad más alto, sino una autoridad moral de haber llegado a donde está por un proceso legítimo y esto no fue lo que sucedió la vez pasada; reafirmarlo es muy preocupante”, recalca.
Eduardo Guerrero Lomelí, integrante del Centro Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh) enfatiza que la reelección de Piedra Ibarra significa que se le está dando la espalda a la crisis de derechos humanos que enfrenta el país. “Sobre todo se les está dando la espalda a las víctimas que padecen en este país la crisis de derechos humanos; es dejar de escuchar todas estas voces, que hemos señalado de manera objetiva que la gestión de esta presidenta no derivó en otra cosa más que en debilitar a la CNDH”, agrega.
Sostiene que durante los últimos cinco años existió una CNDH silenciada, incapaz y disfuncional, pues no fungió como un contrapeso.
Integrante del Comité Eureka, fundado por Rosario Ibarra de Piedra, Juan Carlos Mendoza Herrera resume los cinco años de Piedra Ibarra al frente de la Comisión Nacional como “una montaña rusa de emociones. Al ascender como presidenta de la Comisión Nacional la vimos con mucha esperanza, pero después vino la decepción al convertirse en una cómplice del Estado”.