Bruselas.— La guerra entre cárteles por el control de plazas en Michoacán vive una “pausa”, pero sólo eso, y la tormenta se avecina, advierte el International Crisis Group (ICG).

Una investigación realizada por el analista Falko Ernst, de ICG, sobre el conflicto entre cárteles en el estado, sostiene que lo único que mantiene la “relativa paz” es la alianza de los grupos michoacanos (Cárteles Unidos) contra el Cártel Jalisco Nueva Generación, pero no es resultado de una estrategia de seguridad gubernamental. Y por tanto, esta calma es frágil.

“No se ve que nadie esté interesado en el regreso de un liderazgo centralizado” para Michoacán, sostiene el experto.

“Por el momento, aunque sólo sea de manera breve, esta lucha interna ha quedado en suspenso, y la amenaza externa que representa el CJNG llevó a los grupos armados locales a aliarse”, explica.

“Pero en mis conversaciones con los miembros de estos grupos se ve que todos tienen claro que el pacto surgió por una necesidad ineludible, y ninguno abriga la menor esperanza de que la coalición sobreviva si la ofensiva del Cártel Jalisco desaparece”, expone. De acuerdo con la publicación de ICG, “las supuestas afinidades estratégicas del gobierno federal con ciertos grupos armados de Michoacán, les ha permitido a los clanes locales gozar de una calma que no se vivía en años”.

Indica que esto lo niega el gobierno, la versión oficial es que la corrupción y la colusión son cosa del pasado. Sin embargo, la complicidad ha permitido a las fracciones michoacanas reagruparse y fortalecer su control sobre los territorios locales.

También se han visto favorecidas por el grado de cohesión entre los grupos domésticos, que por años fueron responsables de enfrentamientos entre ellos, bañando de sangre el estado, que registró en la década pasada un promedio diario de 5.1 personas asesinadas.

La “tregua” ha sido resultado de la amenaza que representa el Cártel Jalisco, precisa.

“Algunos hablaban de integración total en la batalla. Otros hacían referencia a esfuerzos coordinados. Sin embargo, todos estaban de acuerdo en afirmar que existía un frente común, que compartía la meta de luchar contra el Cártel Jalisco”.

No obstante, reconoce que dado a que “el poder está distribuido de manera uniforme entre una gran cantidad de grupos, en la actualidad no parece factible que pueda implantarse un orden de esa naturaleza”, es decir, el del establecimiento de una autoridad michoacana centralizada capaz de imponer reglas.

Sostiene que el dolor persiste entre los diversos enclaves criminales que combatieron en el estado tras quebrantar el dominio de los Caballeros Templarios en Michoacán en 2014, así como también la sed de expansión y vendettas personales. Hay ambición por meterse al puerto de Lázaro Cárdenas, a las minas y ampliar la extorsión. La investigación señala que las agrupaciones locales ven la llegada de fuerzas federales como refuerzos y no enemigos. A finales de 2021 el gobierno incrementó a 17 mil efectivos el número de uniformados desplegados.

CJNG, sin superioridad

También menciona, citando el testimonio de El Pelón, jefe de uno de los grupos armados de Michoacán, que el CJNG dejó de tener superioridad sobre sus adversarios michoacanos en cuanto a tecnología, armas y tácticas.

La competencia se ha puesto a la par, los locales ya arman sus propios tanques de fabricación casera, llamados “monstruos” y cuentan con pilotos de drones.

“Al igual que su enemigo, han aprendido a fabricar minas antipersonales artesanales, el medio más reciente para disuadir a intrusos hostiles”.

La investigación concluye haciendo referencia a un funcionario de seguridad pública que reconoce que no existe ningún plan que permita a los jóvenes abandonar la pertenencia a un grupo armado.

No hay iniciativas de justicia transicional para los jóvenes delincuentes, pero “sería una buena manera de comenzar a poner coto al incesante baño de sangre en la región”, indica el texto.

International Crisis Group es una organización con sede en Bruselas especializada en la solución de conflictos.

El trabajo de Falko Ernst forma parte de una publicación dirigida a exponer los diversos frentes de batalla en América Latina, en donde las personas dispuestas a documentar la situación se arriesgan a una revancha violenta como demuestran los “ocho periodistas mexicanos, asesinados por presuntos grupos criminales y funcionarios corruptos, sólo en los primeros tres meses de este año”, dice.

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