El Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas de la Secretaría de Gobernación () reporta, desde 1964 hasta ayer, 98 mil 190 personas sin localizar en el país, con un aumento de 39 casos diarios en promedio, aunque la cifra podría ser mayor debido a que hay familias que no denuncian por miedo o desconfianza en las autoridades.

El Estado mexicano reconoció una situación grave en las desapariciones, pero también en materia forense y justicia que fue creciendo a partir de 2006, en la administración del expresidente Felipe Calderón, cuando se registró un repunte en la desaparición de personas, fenómeno que permanece hasta hoy.

Aunque en este sexenio la cifra de desaparecidos es mayor comparada con la de las administraciones de los expresidentes Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, eso no significa que actualmente haya más desapariciones, sino que se presentan más denuncias relacionadas incluso con casos de hace cinco, 10 o más años.

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La Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas (CNBPD) se creó en 2017, pero fue hasta febrero de 2019 cuando Karla Quintana Osuna asumió el cargo de comisionada, que se comenzó a trabajar con un Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas y gracias a él, hoy se sabe que las principales víctimas son hombres de entre 20 y 40 años, y mujeres de 15 a 25 años.

De las 98 mil 190 personas desaparecidas de 1964 a la fecha, 25% son mujeres y 16% niños, niñas y adolescentes; de entre los menores de edad, 55% son mujeres, y 45% hombres.

Las 10 entidades con más casos de menores desaparecidos en este sexenio son: Estado de México, Ciudad de México, Nuevo León, Jalisco, Zacatecas, Tamaulipas, Michoacán, Guerrero, Guanajuato y Veracruz.

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En entrevista con EL UNIVERSAL, Quintana Osuna señala que cuando asumió el cargo en febrero de 2019 había un registro de 40 mil personas desaparecidas, cifra que ha crecido hasta superar las 98 mil.

“Es importante decir que no es que en tres años haya 58 mil desaparecidos más, sino que en estos tres años lo que hemos intentado hacer es recopilar toda la información; solicitar la mayoría de datos posibles a las autoridades, a las fiscalías. Estamos recabando información actual, pero mucha retroactiva. Algo que me reportan hoy puede ser algo de hace 10 años”, aclaró.

“¿Cómo se llega a eso? Debido a que por primera vez el Estado mexicano se toma en serio el tener un registro de personas desaparecidas lo más apegado a la realidad. Digo esto porque no sólo se alimenta de la información oficial de las fiscalías o las comisiones que son la mayor fuerte, también existe la posibilidad de que cualquier persona reporte una desaparición”, puntualizó.

¿Por qué después de tres años de la actual administración la cifra sube?, se cuestionó.

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“La información no se oculta, lo que vamos recibiendo de las diferentes fuentes se visualiza. Creo que esta pregunta se podrá responder en términos de ¿por qué sigue habiendo desapariciones? En términos sociológicos la realidad es que sigue habiendo desapariciones, eso es una realidad; la otra pregunta que nos hacen es si hay más desaparecidos en los últimos años que antes. Insisto, las cifras están ahí, esto lo digo con seriedad, una variable que se tiene que ver es que es la primera vez que se sistematiza la información, que se solicita la información, dijo.

Grace Mahogany Fernández Morán, quien busca a su hermano desaparecido en Coahuila en 2008, señala que las fiscalías General de la República y estatales tratan de minimizar el trabajo de las comisiones de búsqueda.

Grace, quien pertenece al colectivo Desaparecidos México BÚSCAME, denunció que hay muchas dependencias de gobierno que deberían estar involucradas en el tema, pero le dejan todo el trabajo a las comisiones de búsqueda.

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Priscila Salas Espinoza, del colectivo creada en Sinaloa No se metan con nuestras hijas, subraya que en esa entidad se trabaja el protocolo ámbar, que privilegia la búsqueda con vida de las personas desaparecidas en las primeras 72 horas, con perspectiva de género y acusa a las fiscalías locales y agentes de obstaculizar la búsqueda de los desaparecidos.