El 31 de diciembre de 2019 Graciela Villa tuvo un preinfarto, motivo por el que estuvo internada en el Hospital General de Zona Número 71 del IMSS, en Chalco, Estado de México. Al darle el alta voluntaria le recetaron Clopidogrel, medicamento que impide la formación de coágulos sanguíneos.
En enero de 2020 le dieron su pase para la unidad de , a fin de que un especialista la diagnosticara con precisión e iniciara el tratamiento indicado; a dos años, aún espera que un cardiólogo la atienda.
“La primera referencia que me hicieron para la especialidad fue el 21 de enero de 2020, me la dieron para el 24 de abril de 2020, o sea que debía esperar tres meses, pero la pandemia llegó primero que mi consulta; para fines de marzo fue el confinamiento, luego el primer pico de Covid-19 y todas las consultas fueron reprogramadas, pero a la fecha, la mía es una incógnita, ahora voy a mi unidad familiar cada mes por el medicamento que me aprobaron por un año, en espera de que ya se reabran las consultas de especialidad”, cuenta a EL UNIVERSAL.
En marzo de 2021, Zoé Robledo Aburto, director General del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), afirmó que uno de los retos más importantes será recuperar la atención de padecimientos no Covid, mientras continúa la epidemia.
Desde la tercera semana de abril, el IMSS informó que reabrió atenciones en cirugía general, oncología, ginecología y oftalmología, entre otros, con los que comenzó la recuperación de sus servicios médicos que fueron disminuidos a causa de la pandemia; sin embargo, Graciela aún está a la espera de que se abra un espacio en cardiología.
Médicos adscritos a hospitales del IMSS e ISSSTE de la capital del país y el Estado de México afirmaron que si bien ya inició la recuperación de servicios que fueron aplazados debido a la pandemia, ésta es a marchas forzadas y los derechohabientes deberán esperar un par de meses para obtener citas.
“Hay que destacar que urgencias no ha parado, si una persona llega con un infarto, con una situación de gravedad, evidentemente se le brinda la atención requerida, el mayor problema es con aquellos pacientes que tienen enfermedades crónicas que han batallado para surtir sus recetas en su totalidad, o que se quedaron en espera de su pase a especialidades como cardiología”, comentó una doctora de primer contacto de una clínica en Chalco.
Carlos Magis Rodríguez, doctor en salud pública e investigador de la UNAM, explicó que la disminución de servicios no relacionados con Covid no sólo se debe a las instituciones de salud, sino a que la población en general ha preferido no pisar los hospitales reconvertidos por temor a contraer el SARS-CoV-2.
“Todo la reconversión, la atención médica se concentró en Covid-19, otras enfermedades fueron desplazadas, no es un secreto, lo que no era de urgencia iba a reprogramarse, pero es cierto que hay pacientes que ni siquiera fueron diagnosticados debidamente, a eso le sumamos el miedo que aún hay entre la población de acudir a unidades médicas en donde se reciban a pacientes Covid por temor al contagio, lo que es un hecho es que las autoridades deberán hacer un esfuerzo grande para mejorar la medicina de primer nivel y recuperar todos los servicios”.
Graciela buscó cardiólogos particulares, pero las consultas iban de 500 a 900 pesos, además de una lista de estudios clínicos que tendrían un valor superior a los 10 mil pesos.
“En agosto, como no había para cuándo me viera un cardiólogo, me aprobaron el medicamento para un año, al principio batallé para conseguirlo porque no había en farmacia, me explicaron que era controlado y un par de meses lo tuve que comprar de mi bolsa, pero ya se solucionó, sólo sigo esperando que me vea un cardiólogo”, dijo.