A los dos meses de su embarazo, Daniela Chávez descubrió que padecía insuficiencia renal crónica avanzada y que sus riñones muy pronto dejarían de funcionar. Aunque su bebé sólo vivió unos minutos, ya que nació de forma prematura, la joven buscó la manera de extender su propia vida mediante un trasplante de riñón. Carla Santeliz, su madre, ofreció donárselo.
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“Jamás pensé estar en esta situación”, dijo Daniela, quien nunca presentó síntomas graves de la enfermedad que en unos meses la tendría enfrentando una operación de trasplante.
“Es más efectivo en costo-beneficio el trasplante a las terapias de hemodiálisis”, comentó José Salvador Aburto Morales, director general de Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra).
De acuerdo con datos de esta institución del sector Salud, las enfermedades de riñón son de las más comunes en el país y al día de hoy, hay 16 mil 041 personas en espera de un trasplante de este órgano. Sumado a las personas que están en espera de órganos como corazón, hígado, páncreas, córnea y pulmones, da la cantidad de 20 mil 283 pacientes.
Existe una demanda, pero falta la oferta. Respecto a las personas donantes de órganos, el doctor Aburto comentó que “son muchos, pero no son suficientes” y que, debido a los factores de compatibilidad, un paciente puede estar hasta dos años a la espera de un órgano.
Según datos de Cenatra en el marco del Día Mundial de los Pacientes Trasplantados, que tiene lugar hoy, 2022 cerró con 14 mil 923 personas que expresaron su voluntad de ser donantes, de las cuales 75% son mujeres.
“Antes de la operación sí tuve miedo”, dijo Carla Santeliz mientras guardaba reposo en el cuarto de recuperación del Hospital Juárez, donde se llevó a cabo el trasplante. “Nos dijeron una noche antes [de la operación] que podía morir una de las dos”, añadió. A través de la ventana a unos metros de su cama, Carla miraba a Daniela, quien estaba en ais-lamiento debido a su delicado estado después de recibir el riñón de su madre.
De regreso en su pueblo, Otumba, Estado de México, Daniela y Carla guardan reposo y están bajo observación constante de sus familiares. El estado de Daniela es el más delicado.
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Debido al nuevo órgano en su cuerpo y sus bajas defensas, cualquier infección, cualquier virus puede llegar a ser mortal, por lo que debe permanecer ais- lada y con el menor contacto posible con sus familiares, quienes aún deben asistirla para que realice actividades como ir al baño, bañarse y cambiarse de ropa. “La vida cambia después del trasplante”, comentó José Salvador Aburto, “vuelven a ser personas activas y productivas”. Respecto a las donaciones, el titular de Cenatra destacó que existe un registro nacional de personas que desean ser donantes de órganos.
“La sociedad es quien demanda el trasplante, porque si no se muere, pero la sociedad es quien tiene la solución, porque ellos pueden donar”, destacó.
Daniela está en camino de recuperar su vida normal. Pese a los estragos de la operación y los cuidados, se mantiene optimista y con esperanza. Carla compartió que, en una conversación entre ellas, Daniela le dijo “gracias, mamá, por darme la oportunidad de vivir otra vez”.